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Titulares de la Secretaría de Cultura y de la CDHDF firman convenio de colaboración

La Casa Refugio Citlaltépetl acoge a los periodistas, trabajadores de la palabra

Los gobiernos se cierran a cal y canto ante las personas que tocan puertas, dijo Blanche Petrich

 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de abril de 2018, p. 7

A 29 años de abrir sus puertas, la Casa Refugio Citlaltépetl ha apoyado a 11 escritores desplazados de África, Albania e Irán, entre otros países, ante la amenaza de muerte; ahora recibirá a periodistas para que tengan un punto de reunión y discusión, como trabajadores que tienen el uso de la palabra escrita como herramienta personal.

En la firma de un convenio de colaboración en materia de derechos humanos entre la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Blanche Petrich, integrante del consejo consultivo de la casa, dijo que cuanto más personas desesperadas tocan las puertas de las fronteras, los gobiernos se cierran a cal y canto y hacen oídos sordos.

México no es la excepción y ha dejado de ser un país solidario, cuando los flujos migratorios alcanzan dimensiones que hace poco era imposible imaginar, mientras las políticas públicas frente a este problema ya no son de brazos abiertos, sino que se mantienen lo más restrictivas posibles, apuntó la periodista.

De 15 mil solicitudes de asilo político el año pasado, que representó un incremento de 60 por ciento respecto de 2016, un porcentaje ínfimo recibió respuesta afirmativa, cuando algunos deben exiliarse, huir, para salvar su vida, como ha sucedido con algunos escritores asilados.

Ante la presidenta de la CDHDF, Nashieli Ramírez, y el titular de la Secretaría de Cultura, Eduardo Vázquez, destacó que la vocación de esta casa es abrir la puerta al desterrado y éste encuentre una pequeña luz de amistad que le permita seguir andando por el mundo, pese a todo.

Explicó que algunos escritores llegaron solos y otros con su familia, aprendieron el idioma español, obtuvieron la doble nacionalidad y cuentan con un trabajo, recuperando, en parte, lo que fue nuestro país en el siglo pasado: el paraíso en la tierra para muchos perseguidos en todo el mundo.

La casa, añadió, es integrante de la organización internacional independiente de ciudades y regiones que ofrece refugios seguros para escritores y artistas en riesgo, fundada en 1999 por el entonces jefe de Gobierno, Cuauhtémoc Cárdenas, y el escritor portugués José Saramago.

La finalidad es detectar escritores cuya vida está en riesgo y buscan un país de asilo, y México les brinda esa protección, a través de un espacio donde vivir, como es el caso de un poeta y dramaturgo de Zimbawe, Christopher Malasi.

Tras una etapa de abandono, se está recuperando para ampliar su capacidad de atención a escritores de otros continentes, para alejar los riesgos que enfrentan, y ampliar la perspectiva a periodistas, los que contarían con un espacio para diversas actividades, no para vivir o contar con el mecanismo de protección, aclaró.

Hoy, dijo Nashieli Ramírez, el incremento de la violencia, los desplazamientos internos, las desapariciones forzadas y la impunidad son fenómenos sistemáticos que generan desconfianza social en las instituciones sociales, pero nosotros no claudicamos en nuestra encomienda de fortalecer una cultura de la paz y de los derechos humanos.

Ese inmueble de la Secretaría de Cultura centrará su línea de trabajo en derechos humanos, migración y libertad de expresión, sumando esfuerzos y recursos con la CDHDF para proteger y garantizar a quienes habitan y transitan en la Ciudad de México, afirmó Eduardo Vázquez.

La encargada de la Casa Refugio Citlaltépetl, María Cortina, informó que se dispone de un presupuesto anual de 1.2 millones de pesos.