El tricolor no ha logrado mantener sus históricas alianzas
Martes 3 de abril de 2018, p. 6
El Partido Revolucionario Institucional (PRI) inició la campaña rumbo a la contienda del primero de julio con una perspectiva de triunfo poco favorable.
Este partido, con seis gubernaturas menos que en 2012 (hoy sólo encabeza 14 de 32), llega a 2018 con divisiones y renuncias de militantes en zonas estratégicas y necesarias para una eventual recuperación y repunte.
Además, el PRI no contará con toda la fuerza de sus aliados: Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal).
Si bien esos partidos apoyan a José Antonio Meade, candidato presidencial de la coalición Todos por México, a escala local los desacuerdos e intereses electorales individuales provocaron que cada uno luche por su cuenta. Al final, de nueve gubernaturas en disputa, sólo en dos (y con dificultades) va el PRI en alianza con el Verde: Chiapas y Yucatán.
Es así que los operadores de los tres integrantes de la coalición deberán promover voto diferenciado, en un contexto sin precedente; es decir, por un lado, alentar el apoyo para Meade, pero al mismo tiempo explicar que no voten por el PRI en la elección para gobernador.
Desde el inicio de la precampaña, en diciembre pasado, el Verde y Panal fueron desmarcándose del tricolor en los estados, en especial en entidades donde prefirieron incluso poner en riesgo su registro, antes que hacer alianza con el PRI, según fuentes partidistas consultadas. El Verde confía en ser competitivo en Guanajuato, Jalisco, Morelos (aquí exploraron apoyar al candidato perredista), Puebla, Tabasco y Ciudad de México. Lo mismo ocurrió con Nueva Alianza, que hará lo suyo, con ánimo de avanzar con candidatos propios, en Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Ciudad de México.
Es así que en la capital del país, donde Meade ha hecho mancuerna estrecha con su amigo Mikel Arriola, candidato el PRI a la jefatura de Gobierno, sus socios PVEM y Panal llevan candidatos propios para la contienda local.
Los líderes del PVEM, Carlos Puente, y Luis Castro (Panal), argumentaron que el plan electoral y de gobierno con el tricolor no les resultó compatible a escala estatal.
Mientras tanto, Meade afirma que es el candidato de una coalición fuerte y entusiasta
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Un caso particular de las rupturas es Chiapas (con una población de 5.2 millones de habitantes y un padrón electoral de 3.5 millones de ciudadanos), donde se registraron hondas disputas que tuvieron en un hilo la sobrevivencia de la coalición PRI-Verde.
El conflicto brotó en enero pasado cuando el dirigente estatal del PVEM, Eduardo Ramírez Aguilar, denunció imposición del centro en favor del senador del PRI, Roberto Albores, quien finalmente es el candidato de la coalición a la gubernatura de la entidad.
Ramírez renunció al Verde y fue inscrito por Morena como candidato al Senado. Legisladores y alcaldes verdes siguieron a su líder, así como ex funcionarios chiapanecos como Sasil Dora Luz de León.
De los priístas dejó su militancia de 40 años, José Antonio Aguilar Bodegas, candidato del frente opositor PAN-PRD-MC.
La integración de las listas a puestos de elección popular provocó también renuncias de militantes del tricolor en otras entidades del país, las cuales fueron minimizadas por Meade, con el argumento de que las salidas si bien son dolorosas y alientan a mejorar la comunicación en el PRI, son unas cuantas y ninguno de los desertores era dirigente a nivel nacional, adujo.
En Guanajuato, el senador Miguel Ángel Chico Herrera dio por terminadas cuatro décadas de militancia priísta y se sumó al proyecto de López Obrador (Morena). En su carta de renuncia reprocha la falta de diálogo y negociación en el tricolor.
En Sonora, dejó las filas del priísmo el ex diputado federal y funcionario de la Sedesol, Antonio Astiazarán, para irse al frente opositor PAN-PRD. Se quejó de que se exigieron más requisitos a los militantes del tricolor que a los simpatizantes o externos.
En Jalisco, renunció al tricolor Claudia Delgadillo, quien había sido nombrada para coordinar la campaña de Meade en esa entidad, y ahora está en Morena.
Otro estado con divisiones y renuncias en el PRI es Oaxaca; ahí salieron el ex director de Liconsa, Héctor Pablo Ramírez Puga, para contender por una senaduría por la coalición PAN-PRD, así como el diputado local Samuel Gurrión.