Sábado 31 de marzo de 2018, p. 4
Jesús de Nazaret, vestido con una túnica negra, fue presentado poco después de las 10 de la mañana ante Poncio Pilato para ser enjuiciado frente a la Catedral Metropolitana.
El público, en su mayoría adultos, sabía lo que vendría: azotes, burlas y sufrimiento para el ya de por sí muy herido Jesús, quien fue interpretado, por segundo año consecutivo, por Francisco Arroyo.
Los 40 actores de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novohispano lograron enganchar a quienes por interés o simple casualidad asistieron al viacrucis.
La señora Susana Flores, de 55 años, llegó acompañada por su nieto Juan, de nueve. Me gusta venir a este viacrucis porque no hay tanta gente y se puede ver bien
. Para ella, católica, es importante recordar y enseñar a sus hijos y nietos esta tradición
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Alejandra Prieto, de 33 años, acompañó a su mamá de 71 para revivir lo que le pasó a Jesús. Verlo es impactante
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El drama que se vivió en cada una de las seis estaciones mantuvo al público atento, pues las personas caminaron, la mayoría con celular en mano para grabar o tomar fotos, junto con los soldados romanos y Jesús cargando una cruz de más de 50 kilos.
La primera estación tuvo lugar en la calle 5 de Mayo y Zócalo, en el encuentro con María; en la segunda, en 5 de Febrero y Plaza de la Constitución, Jesús se descubrió al Cireneo.
La tercera estación fue en la calle 20 de Noviembre, donde Cristo dialogó con Verónica; en la cuarta, en Pino Suárez y Zócalo, el apóstol Pedro salió al paso del nazareno.
Frente a la puerta de Palacio Nacional, Jesús habló con las mujeres piadosas, y la última estación tuvo lugar frente a la calle de Moneda y Plaza de la Constitución.
Al momento de la crucifixión un par de niños lloraron, mientras otros miraban la escena con interés.
Al finalizar la escenificación, Francisco Hernández, director general de la Compañía Nacional de Teatro Clásico Fénix Novohispano, señaló que en el estado de guerra en el que vivimos, todo lo que dice Cristo: la piedad, la hermandad, la justicia, es un mensaje vigente, vivo que necesitamos retomar como sociedad y nación
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