Mancera: decisión tomada
Giro hacia la derecha
Menester una explicación
iguel Ángel Mancera se decidió por fin y deja el gobierno de la ciudad cualquier día de lo que falta de esta semana. Se va después de declarar que la división en las izquierdas no le permitió gobernar como él hubiera querido, y ese argumento lo hace aparecer como el mejor pretexto para dar el paso hacia la derecha.
La cantaleta ya la sabemos: Mancera es un hombre sin partido, y sí, eso lo ha repetido hasta el cansancio, pero eso no le quita la identificación ideológica que todo ser pensante toma como suya, y el jefe de Gobierno, a quien el voto le obligaba a gobernar bajo las condiciones que le imponía el mandato popular, ahora decidió dar el brinco para enfrentarse a la voluntad ciudadana que le otorgó toda la confianza para gobernar.
Tal vez por eso es que creemos que Miguel Ángel Mancera le debe una explicación a la ciudadanía. No sólo por las acciones de gobierno en las que decidió incorporar en su gabinete a gente con militancia en la derecha, como Salomón Chertorivsky, o personajes que sirvieron para dividir a la izquierda y hasta restarle posibilidades de triunfo, como el caso Patricia Mercado, sino porque ahora se fuga hacia la derecha panista –el PRD ya fue asimilado– donde alguien le dijo que el clima político le sería saludable, por ahora, pero donde dentro de muy poco tiempo habrá de sentir el desprecio y la marginación de esos que hoy lo acogen con sonrisas.
Y no se trata de la comisión de un error que a fin de cuentas se paga; se trata del compromiso que el gobernante debe asumir para con quienes lo llevan al gobierno, y en el caso de Mancera, no fue la derecha la que lo encumbró, por eso es muy importante que Mancera explique por qué el giro, y por qué desconoce a todos esos ciudadanos que tuvieron confianza en que él caminara en el gobierno por el lado que le marcó el voto: por la izquierda.
Hoy que Miguel Ángel Mancera está a punto de iniciar una gira por el país para tratar de convencer a la gente de que los gobiernos de coalición son la salida al horror de gobierno que hemos vivido a manos de la derecha en las tres últimas décadas, cuando menos, Mancera debería preguntarse ¿si montar toda la parafernalia burocrática que supone la propuesta que considera remedio, no resultaría inútil si en lugar de todo ello se impulsara el valor y el respeto al voto, y los gobernantes caminaran por el rumbo que les marca el sufragio?
Y, desde luego, también tendría que cuestionarse, en tal caso, ¿qué tanto daño le hizo a su gobierno el enfrentamiento cotidiano de las diferentes maneras de pensar que cohabitaron en su administración, y qué tanto se hubiera avanzado si en lugar de gente sin escrúpulos como Raymundo Collins, se hubiera rodeado de gente probadamente de izquierda?
Nos parece, por ello, que Miguel Ángel Mancera le debe una explicación a la gente, a ese más de sesenta por ciento de la lista de sufragantes que le dieron el espacio de gobierno del que ahora se aleja, y que aún hoy permanecen en la lista de votantes que harán uso de su derecho en las elecciones que vienen.
De pasadita
Así que Elizabeth Mateos, pésima delegada, pésima diputada, ahora pretende, si la gente la deja, seguir desgraciando a la ahora alcadía de Iztacalco. Ella le heredó el cargo a su compañero emocional, y ahora pretende volver a gobernar aquel pedazo de la ciudad, donde los últimos seis años la gente ha sentido el peso de la ineptitud.
Y de los que regresan a tratar de gobernar, Julio César Moreno, en Venustiano Carranza, donde ha mantenido un control férreo durante varios años, ha trabajado durante los últimos meses para no dejar espacios a ninguno de sus competidores, y según se dice, lleva todas las de ganar. ¡Ya veremos!