Zacatecas Zac.

Algunas maquiladoras en el estado se han convertido en modernos campos de concentración porque sólo buscan su beneficio económico sin importarles la salud ni el bienestar de los trabajadores, afirmó Alejandro Rivera Nieto, líder del Sindicato Independiente de Trabajadores del Estado de Zacatecas (Sitez).

Aseguró que fue amedrentado por el anterior gobierno estatal, encabezado por el priísta Miguel Alonso Reyes, por dar a conocer un documento del Centro de Estudios Nucleares de la Universidad Autónoma de Zacatecas, que reveló que un grupo de obreros de la empresa japonesa YUSA Autoparts tenía altas concentraciones de metales pesados en la sangre.

Varios obreros presentaban niveles elevados de arsénico, mercurio y plomo, causantes de cáncer y otras enfermedades. Hay mujeres de esa empresa que sufrieron abortos. Las autoridades son cómplices, debido a los fuertes intereses económicos que tejen esas compañías, dijo.

Detalló que por asesorar a esos obreros, la madrugada de 24 de diciembre de 2015 sujetos armados balearon su domicilio, situado en la colonia Camino Real de Guadalupe, e incendiaron con bombas molotov su automóvil. Alonso Reyes se deslindó del atentado, no se detuvo a los responsables.

“Es obligación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social realizar inspecciones regulares sobre las condiciones de trabajo en las maquiladoras. Sí se hacen las revisiones, pero nunca hay sanciones contra estas empresas.

Tenemos versiones de que hay políticos que permiten eso porque ellos mismos son proveedores de servicios e insumos para distintas maquiladoras, acusó.

Criticó que se permita a las maquiladoras imponer jornadas inhumanas de 12 a 14 horas continuas, con breves recesos para ir al baño o para tomar refrigerios. Esos turnos perjudican al trabajador y a su familia. Es necesario que los legisladores federales revisen esto. La situación económica y social en México es tan grave que los gobiernos estatal y federal toleran que las trasnacionales traigan estas maquiladoras, que sólo medio quitan el hambre a los obreros y a sus familias con salarios miserables, manifestó.

Señaló además la existencia de sindicatos y líderes charros, generalmente vinculados a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos y la Confederación de Trabajadores de México, ambas cercanas al Partido Revolucionario Institucional, que colaboran con cinco o seis grandes empresas en el país, controlan sus contratos colectivos de trabajo. Cada una de estas maquiladoras tiene decenas de filiales en el territorio nacional, pero no representan al trabajador y el gobierno lo sigue permitiendo.