|
|||
Una política para la cafeticultura Fernando Celis En el ciclo cafetalero 1999–2000 se alcanzó el nivel más alto de producción de café en México, con 6.2 millones de sacos, de los que se exportaron 5.2 millones. El aumento de producción en Brasil y Vietnam contribuyó a la gran baja de precios durante los siguientes años. En México se juntó con la mayor apreciación del peso y la baja de los diferenciales del café mexicano, que se llegó a vender en el primer semestre del año 2000 a menos 23 dólares por bolsa de 100 libras de café verde. Durante casi 4 años los precios pagados a los productores no llegaron al 40% de los costos de producción y esta situación provocó un cambio profundo en la dinámica de la actividad cafetalera en nuestro país. En las regiones cafetaleras se presentó una fuerte migración, las familias tendieron a una diversificación, con menos ingresos por venta de café, aumentando la tendencia de subdivisión de terrenos con café, con lo que se generó un cultivo más extensivo. Llama la atención que pese a la fuerte crisis aumentó el número de productores, llegando a más de 500 mil, según los registros oficiales, en tanto que las hectáreas con café disminuyeron de 762 mil a 680 mil hectáreas (30 mil hectáreas de retiro en Veracruz, debido al crecimiento urbano). En las zonas serranas muchos terrenos son comunales y ejidales, es difícil el cambio de cultivo. Probablemente en el actual padrón cafetalero no menos del 85% de los productores son indígenas de 25 grupos en varios estados. El sector cafetalero de México es muy amplio en cuanto al número de productores que participan, la mayoría están en regiones indígenas serranas con altos niveles de pobreza y marginación, es muy difícil el cambio del cultivo del café y se tienen experiencias importantes de asociaciones de productores que manejan la producción de planta de café, la renovación de cafetales, el mejoramiento de la productividad, el beneficiado y la venta de café en mercados de mayores precios. En las regiones indígenas se siembra maíz y después café; es creciente el número de mujeres posesionarias de pequeños terrenos con café. El café es un cultivo ideal en las regiones serranas y permite la participación de niños y mujeres en el corte, despulpado y secado del café. Lo que es claro, es que no solo cuentan las cuestiones mercantiles en el sostenimiento del cultivo de este grano. A principios de la actual década se da un aumento importante en el precio del café y sigue un periodo de fuertes fluctuaciones. La sobreproducción mundial se frena por el hongo de la roya en Colombia desde 1989; en Perú, Centroamérica y México en los siguientes años y se tiene también desde el 2014 cuatro ciclos seguidos de afectaciones por sequía en Brasil. La producción en México se había recuperado a unos 4.5 millones de sacos, pero en el ciclo 2015-16 se tiene la mayor afectación por la roya y mayores lluvias en varias regiones y la producción se reduce a 2.2 millones de sacos. La roya más agresiva ya se había detectado en diciembre del 2012 en Tapachula, pero durante los tres primeros años no se aplicó un plan nacional de control, ya que los funcionarios responsables, de manera unilateral y sin coordinarse con el sector de los productores, decidieron aplicar un producto que no se había experimentado y que no dio resultados positivos. Del 2013 al 2015 se dio un manejo muy irregular de los recursos fiscales asignados a la renovación de cafetales, y los funcionarios responsables fueron despedidos. En el 2016 se establecieron nuevos acuerdos con la SAGARPA, lo que permitió que las asociaciones de productores de café pudieran operar recursos fiscales para el costo de la planta, para la renovación de cafetales, para insumos y para asistencia técnica. En el 2017 se tiene un fuerte retraso en el ejercicio de los recursos fiscales y se entregan casi al fin de año. La inestabilidad institucional ha sido un factor que dificulta los avances en el sector. Actualmente se tiene nuevamente una baja en los precios de café, los precios de un quintal de pergamino se colocan en un promedio nacional de unos 1,800 pesos, cuando el ciclo anterior el precio fue de alrededor de 2,600 pesos y según las conclusiones de los productores, se necesitaría un precio de 3,000 pesos para recuperar los gastos de producción. Para el ciclo 2016-17 la producción aumentó a unos 3.1 mill de sacos, y en los próximos dos ciclos se llegaría a los niveles previos a la afectación por la roya. Es importante resaltar dos cuestiones:
Además del esfuerzo que realizan los productores y asociaciones se requieren políticas públicas más adecuadas. Destacaríamos lo siguiente:
Para impulsar lo anterior se requiere un gobierno federal comprometido con los intereses de los productores de café, para mejorar sus condiciones de vida y de producción, que se maneje con honestidad y eficiencia en la aplicación de los recursos públicos y el funcionamiento de las instituciones públicas.
|