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Crónica del nacimiento de una Cecilia Navarro
Es 22 de enero de 2018, la Unidad de Congresos del Centro Médico siglo XXI comenzó a llenarse a eso de las 9:30 de la mañana. Llegaban pequeños grupos, de 5, o 6 personas. Sombreros, cachuchas, huaraches, botas, huipiles, chales, camisas a cuadros. Vienen de Tuxtla, de Ensenada, de Chilpancingo, de La Paz, de Iztapalapa, entre muchos lugares más. El motivo: participar en el Encuentro nacional de dirigentes del Movimiento campesino, indígena y afromexicano Plan de Ayala siglo XXI 2.0. Al llegar a las mesas de registro se les explica que no se agruparán por organización, sino por estado. Ya adentro del auditorio, cartulinas con letras rojas identificaban dónde se ubicaban los participantes de cada entidad: Zacatecas, Durango, Puebla, Chihuahua, Oaxaca, Veracruz, las Bajas… todos los estados, excepto Nuevo León, estuvieron presentes. Llegaron mujeres y hombres de todas las edades. Y hasta familiares de Emiliano Zapata y Francisco Villa, como Agustín Villa, el nieto, estuvieron presentes. “Nuevamente irrumpimos en la historia las mujeres y los hombres del campo de este país, campesinos, indígenas, afromexicanos y todos aquellos destruidos por el neoliberalismo”, dice el maestro de ceremonias. En lo que comenzaba el evento, nos cantaban canciones como Jacinto Cenobio, al ritmo de guitarra. La inauguración se dio a las 10:43 am, con el lugar abarrotado, gente parada y una ceremonia por el maíz nativo mexicano. “Con esta ceremonia saludamos a nuestros pueblos originarios. Su lucha es nuestra”. En una jornada que duró hasta las 6 de la tarde, organizaciones campesinas de todo el país se reunieron con sus contrapartes en cada entidad para organizarse, trabajar en la defensa del voto campesino y asegurar que se impulse un cambio en el actual modelo agroalimentario. Y aunque en el momento del evento había tres candidatos ya muy definidos haciendo precampañas, el movimiento campesino independiente, organizado, escogió como interlocutor al candidato de la coalición Juntos haremos historia, Andrés Manuel López Obrador. Por eso, en el evento además de campesinos y campesinas estuvieron presentes tres integrantes de dicha coalición: Yeidckol Polevnsky, presidenta nacional de Morena; María Luisa Albores, secretaria de desarrollo social y Josefa González Blanco, secretaria de medio ambiente. La propuesta de las organizaciones campesinas, condensada en el Plan de Ayala Siglo XXI 2.0, le fue entregada a Yeidckol Polevnsky Gurwitz, quien la firmó en nombre de Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la coalición integrada por Morena, PES y PT, y adelantó que el 10 de abril, en Jerez, Zacatecas, el candidato la firmará personalmente. “Me da gusto ver a tantas organizaciones de luchadores sociales que a través de los años han comprometido su tiempo, su vida, su libertad, pese a unos gobiernos que en la forma más infame han pasado por encima de todos los derechos del campo y han decidido entregar lo que nos pertenece, la tierra, nuestro derecho a luchar y trabajar y tener mejores posibilidades de vida”. Aseguró que Andrés Manuel “está decidido a ir mucho más allá en todas las peticiones y demandas que hay en este documento”.
Sobre la insurgencia electoral campesina, comentó: “La prensa me preguntó ¿cuántos votos esperan de esta reunión? Les dije: no vengo por votos, vengo a comprometerme, a traer un mensaje del licenciado López Obrador. Son ellos los que están planteando la propuesta de cuidar los votos, de promover la votación y defender ahí en las zonas rurales, donde nos dan las peores palizas, donde nos meten el mayor número de votos porque ahí se ensañan, les gusta comprar votos, engañar a la gente y los mexicanos son buenos, siguen creyendo de repente en una bola de hampones que los engaña. ¿Qué necesitamos? Que ustedes nos ayuden a hablar con la verdad, a decirles que votar por ellos es seguir postrados, de rodillas, no levantar jamás al pueblo. Esto no es una insurrección electoral, es nuestro derecho a decidir quién nos gobierna”. Al mediodía, la reunión general se acabó y comenzó el trabajo de las organizaciones por entidad. Lo más notable e inédito de la reunión fue la decisión proactiva y organizada de trabajar entidad por entidad para dignificar y liberar el voto campesino (tradicionalmente voto duro de los partidos en el poder, principalmente el PRI). Sorprende que, en muchas de las entidades, las organizaciones campesinas nunca habían trabajado juntas. Se conocían, sí, pero cada una chambeaba por su lado. Pero a esta reunión acudieron a organizarse, a trabajar juntas, codo a codo, formando comités, comprometiéndose a trabar día a día desde esa fecha y hasta las elecciones. Así que en el lugar del evento y los salones anexos había por lo menos 31 grupos, uno por cada estado, planeando cómo trabajarán en estos meses. La unión hace la fuerza El cierre de esta reunión fue el reporte nuevamente en plenaria de cuántas organizaciones campesinas por entidad se unieron: un representante de cada estado explicó a qué se comprometían en su entidad y cómo iba a ser el trabajo y cómo se verificaría el cumplimiento de compromisos. Porque querer lo mismo y cada quien ir por su lado no ha dado resultados nunca, esta vez las organizaciones con presencia en cada entidad se unen para arrebatarle el voto rural a aquellos que elección tras elección lo compran. Hacer asambleas estatales de enlace, comités campesinos, trabajar en los municipios y comunidades donde tienen presencia, llegar hasta los rincones más apartados para convencer, para explicar que el voto se defiende. Sin duda, el nacimiento de la insurgencia campesina. Organizada, eficiente, unida.
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