En un escenario que prevé sería la aspirante avalada tácitamente por Los Pinos
Lunes 12 de marzo de 2018, p. 6
Margarita Zavala Gómez del Campo, quien se precia de ser la primera candidata independiente a la Presidencia de la República
, eligió los colores de su partido de toda la vida, el Partido Acción Nacional (PAN), para venir a entregar su documentación al Instituto Nacional Electoral (INE). Un traje azul con blusa blanca, más que sobrio, como corresponde a la aspirante que quiere ser la candidata del valor y de los valores
.
El auditorio del INE (290 butacas) se llena rápido. En la explanada queda un número similar de personas a la espera de poder gritar a la ex primera dama
, como dice una simpatizante en busca de selfie: ¡Presidenta, presidenta!
Apenas la miran, el auditorio rompe en un aplauso. ¡Sí se pudo, sí se pudo
, grita el público clasemediero que ha tenido acceso a la sala. La aspirante toma su lugar. La flanquean Ernesto Cordero, ex secretario de Hacienda de Felipe Calderón y hoy presidente del Senado, y Eufrosina Cruz, política zapoteca que aparece con Zavala en todos lados.
El dinero ha convertido a la política en un negocio
, dictamina, antes de anunciar su renuncia al financiamiento público que le correspondería como candidata independiente (renuncia, en rigor, a los 4.7 millones de pesos que le corresponderían de la bolsa destinada a los independientes, poco menos de los 9.75 millones que consume el staff de Felipe Calderón, esposo de la aspirante, del erario).
Como si Odebrecht y otras linduras de esa especie no hubiesen comenzado cuando ella vivía en Los Pinos, Zavala va contra los ambiciosos que han hecho que la política derive en “escándalos de fraudes, de casinos, de ligas, de departamentos en Estados Unidos, de moches, de naves industriales, de casas blancas y lavado de dinero”.
Los tiempos en que ella boteaba
Evocando su infancia de panista de invernadero, Zavala pide volver a los tiempos en que la política se hacía con aportaciones voluntarias de los creyentes en una causa. Recuerda, así, al PAN para el que ella boteaba en las calles, pero nada dice del personal de apoyo
que cobra dinero público y le ayudó en la titánica tarea de conseguir las firmas para su registro.
Termina la ceremonia protocolaria. Un joven greñudo saca una pancarta con la exigencia de todos los derechos para todas las personas
y matrimonio igualitario. Algunas señoras tratan de taparla con sus banderines, pero rápidamente se apersona Consuelo Sáizar, la ex cabeza de Conaculta –gracias a los buenos oficios de la maestra Elba Esther Gordillo– que ahora forma parte del cuarto de guerra de Zavala. En dos pases se lo echa a la bolsa.
Marta Sahagún soñó con una pareja transexenal. Margarita dice ir con todo, y en su equipo no se lo toman a broma. En su cuarto de guerra tienen montones de escenarios, pero se quedan con uno que va más o menos así: José Antonio Meade no levantará nunca; la ruptura de Peña Nieto con Anaya es real y el gobierno hará lo que sea para bajar la candidatura del panista; Peña no tiene ninguna posibilidad de acuerdo con López Obrador, porque no es un personaje de fiar. En consecuencia, Margarita terminará siendo la candidata avalada tácitamente por Los Pinos y la única que puede parar a AMLO.
Lo dicen en serio.