Catalina Eibenschutz Hartman, profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y cofundadora de la Medicina Social y la Salud Colectiva en México y América Latina, falleció el lunes.

En la UAM se le recuerda como una investigadora, académica, funcionaria universitaria y promotora infatigable de los derechos sociales y humanos.

En 2013 fue nombrada Profesora Distinguida de la UAM y dijo que tras una vida dedicada a la universidad en México y Cuba seguía estando profundamente convencida de que la única manera de estar en este mundo es dándolo todo por la justicia y la dignidad.

Eibenschutz señaló en la ceremonia de su nombramiento que su vida estuvo marcada desde el punto de vista político y académico por dos momentos: el primero, cuando en 1962 se incorporó a la Revolución Cubana. La segunda fue ingresar a la UAM, en 1976. En ambos casos me sentí por completo libre y capaz de hacer cualquier cosa; sentí que las limitaciones eran mi propia incapacidad y que se podía hacer todo con la gente, recordó en febrero de 2013.

Eibenschutz Hartman se graduó de la carrera de médico cirujano en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y luego como especialista en endocrinología en la Universidad de La Habana.

Realizó una labor como endocrinóloga de la revolución, como ella misma llegó a decir, e impartió clases de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana. Durante su estancia en la isla tuvo discusiones sobre educación médica con Fidel Castro, quien para sorpresa mía, no me reprimió, llegó a narrar.

Regresó a México en 1969 e ingresó al Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social, y en 1976 se incorporó a la UAM, donde fue académica, funcionaria universitaria y promotora de los derechos sociales y humanos. También fue coordinadora general de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social durante el periodo 2007-2009.

En 2002 obtuvo el Premio Matilde Montoya, que reconoce la trayectoria profesional y los méritos académicos de médicas distinguidas de México.

Eibenschutz consideraba que sólo si nos volvemos a mirar y a pensar en nosotros de manera crítica podremos recuperar aquellas ilusiones y sueños que nos llevaron a creer que la universidad puede participar en la transformación de la sociedad mexicana.

En diversas entrevistas, Catalina Eibenschutz Hartman planteó que los reconocimientos académicos destacan sólo la labor de una persona, pero que detrás de ella están equipos de trabajo. También le preocupaba que las universidades no estuvieran formando profesores bien pagados que se dediquen de tiempo completo a la docencia para relevar a su generación.

Tanto la UAM como la Comisión de Derechos Humanos capitalina difundieron mensajes de condolencias por el fallecimiento de la académica.