¿Desaparecerá el dinero en efectivo?
n un futuro no muy lejano el dinero en efectivo desaparecerá y se quedará como un produc- to de colección. Las transacciones electrónicas se multiplican cada día y el uso de billetes y monedas decrece en forma constante, sobre todo en ventas al mayoreo y en transacciones internacionales.
En México circulan 32.7 millones de tarjetas de crédito actualmente y 144 millones de cuentas asociadas a tarjetas de débito que en forma rápida sustituyen a billetes y monedas.
A escala global, de 7 mil 500 millones de habitantes, poco menos de la mitad tiene acceso a Internet o a sistemas electrónicos y cuenta con el potencial de prescindir de dinero en efectivo.
En Suecia un número creciente de establecimientos no aceptan pagos en efectivo y los asalariados ya no cobran en moneda contante y sonante; casi todos sus intercambios los realizan mediante transferencias electrónicas.
El fenómeno del pago con tarjetas de crédito, de débito, mediante el teléfono celular o con transferencias electrónicas no sólo crece en países desarrollados, sino en casi todo el mundo, incluyendo a China. Es más, se espera que en pocos años se realicen transacciones comerciales con un chip integrado al cuerpo.
Mediante las transacciones electrónicas el consumidor tiene más libertad para realizar compras de todo tipo. Los turistas, por ejemplo, que antes adquirían divisas o cheques de viajero para pagar hoteles, restaurantes y servicios, ahora simplemente llevan su tarjeta de crédito o de débito y con ella pueden pagar casi todo lo que consumen.
El gran problema de estos nuevos mecanismos es que el ser humano está cada vez más controlado en su vida personal, familiar y productiva. En cada lugar donde se realiza un intercambio se deja una huella electrónica y con este mecanismo no sólo el fisco tiene más control de ingresos y egresos, sino que el gobierno y organizaciones delincuenciales pueden utilizar la información que dejamos cuando pagamos para controlar nuestros movimientos.
Vivimos una época de grandes cambios en el manejo de dinero y en la realización de intercambios de todo ti-po. Esta nueva realidad tiene grandes ventajas en cuanto a la movilidad y la posibilidad de adquirir cualquier bien y servicio sin restricciones monetarias, no obstante, también implica riesgos en materia de seguridad personal y familiar.