Roma.

La coalición de ultraderecha, con la xenófoba Liga Norte, de Matteo Salvini, y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S, por sus siglas en italiano), abanderado por Luigi Di Maio, reivindicaron su derecho a gobernar Italia, tras ser favorecidos por los resultados en las elecciones legislativas del domingo, aunque sin mayorías en el Parlamento.

La confirmación del M5S como principal fuerza política, el crecimiento de la Liga y el desplome del gobernante Partido Democrático (PD), emergen como aspectos sobresalientes tras los comicios.

Di Maio, de 31 años, reivindicó para el M5S el derecho a formar gobierno después de que su partido fue el más votado con 32 por ciento de los sufragios, e indicó: sentimos la responsabilidad de gobernar. Somos la fuerza política que representa a una nación, puesto que 11 millones de ciudadanos nos han votado.

Salvini, de 44 años, también se adjudicó la victoria y exclamó: tenemos el derecho y el deber de gobernar. La Liga (como se nombra a la coalición) se convirtió en la primera fuerza en el Parlamento con 37 por ciento de sufragios y logró además una histórica victoria interna al imponerse al conservador y ex primer ministro Silvio Berlusconi, de 81 años. Pese a los resultados positivos, Salvini deberá buscar socios para obtener la mayoría en el Parlamento y poder gobernar tal como establece la Constitución italiana, pero advirtió que no está dispuesto a aliarse con el M5S.

En tanto, el ex primer ministro Matteo Renzi (2014-2016) presentó su dimisión como líder del Partido Democrático, de centro-izquierda, tras sufrir una aplastante derrota, ya que se ubicó por debajo de 20 por ciento en las votaciones. Los italianos nos han pedido estar en la oposición. No vamos a ser la muleta de fuerzas antisistema, señaló Renzi, quien rechazó toda alianza con los vencedores.

Este insólito panorama en favor de los dos partidos políticos más radicales: el M5S, tildado por sus críticos de populista, y el antimigrante Liga Norte, formación inspirada en el Frente Nacional francés, revolucionó la arena política de la nación mediterránea, puso fin a la hegemonía de las formaciones tradicionales y además abrió una etapa de incertidumbre en la tercera economía de la eurozona.

El M5S captó votantes inconformes de izquierda y de derecha, y la Liga se benefició del rechazo ciudadano a la vieja clase política, de la ira frente a una economía que no despega, así como del rechazo a los migrantes y la corrupción. Por primera vez en Europa, las fuerzas antisistema han ganado, tituló el periódico La Stampa.