Congreso de Georgia anula reducción de impuestos a aerolínea que rompió con la NRA
Mandos militares, preocupados por una eventual guerra contra Norcorea ordenada por Trump
Viernes 2 de marzo de 2018, p. 25
Nueva York.
Las guerras políticas internas desatadas en la era Trump y la corrupción que las acompaña siguen ocupando el escenario principal del espectáculo, mientras continúan las guerras militares incesantes impulsadas por Washington y la preparación ominosa de otra contra Corea del Norte que tendría consecuencias catastróficas
.
El torbellino cotidiano alrededor de la Casa Blanca continuó ayer con más especulación sobre si el presidente está considerando despedir al procurador general, Jeff Sessions, y si el jefe de gabinete, John Kelly, sobrevivirá al conflicto ya casi abierto entre él y el yerno del mandatario, Jared Kushner y, claro, Ivanka, la primera hija.
Por ahora, los jueces del concurso señalan que Kushner parece ir perdiendo este partido, y que después de que Kelly logró reducir su acceso a información de inteligencia del más alto nivel, su futuro político se complicó aún más, después de que el New York Times reveló esta semana que los negocios de la familia Kushner recibieron préstamos multimillonarios de empresas cuyos representantes se reunieron con él en la Casa Blanca. Y esto después de que el Washington Post reportó que algunos gobiernos, incluidos los de México y China, buscaron establecer relaciones directas con Kushner porque pensaban que lo podían manipular por su falta de experiencia política y diplomática. Pero otros recuerdan que, a fin de cuentas, Jared es de la familia
.
También hay una intensa especulación sobre la renuncia de Hope Hicks, la directora de Comunicaciones, y las implicaciones de esa dimisión en la disputa interna de esta telenovela. Hicks, a quien le decían dentro de la Casa Blanca la verdadera hija de Trump
, renunció después de varios hechos recientes: su romance con el asistente presidencial Rob Porter se reveló cuando las ex esposas lo acusaron de abuso físico y éste tuvo que renunciar, supuestos enfrentamientos con Kelly, su interrogatorio por el equipo del fiscal especial Robert Mueller, y esta semana su comparecencia ante un comité del Congreso donde comentó que de vez en cuando dijo mentiras, pero nunca sobre algo importante.
La cantidad de cambios de personal en la Casa Blanca de Trump es por mucho la más alta comparada con sus cinco antecesores –el triple de Barack Obama– según un informe de la Brookings Institution.
Mientras tanto, Ben Carson, secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, canceló una orden de 31 mil dólares para un juego de comedor para su oficina, después de que se inició una investigación sobre el uso de fondos públicos para remodelar, que incluye nuevas sillas de lujo, entre otras cosas, todo al mismo tiempo que este gobierno busca reducir, de esta secretaría, miles de millones en programas de asistencia para los más pobres.
Otro tipo de corrupción ha quedado de nuevo a la vista de todos gracias a la insistencia de los jóvenes líderes del movimiento que nació de la matanza de 17 estudiantes y maestros en una preparatoria en Florida hace apenas dos semanas, quienes han denunciado frontalmente la influencia de los millones de dólares que reparte la Asociación Nacional del Rifle (NRA) a la clase política estatal y federal.
Como para comprobarlo, este jueves, la legislatura estatal de Georgia cumplió su amenaza de castigar a Delta Air Lines (con sede en Atlanta) al anular una reducción de impuestos para la empresa por atreverse a sumarse a una creciente lista de compañías prominentes que suspendieron sus convenios con la NRA.
Pero las empresas entienden el poder de los jóvenes y los vientos de la opinión pública. La titánica Walmart, la cadena Kroger’s y las tiendas de artículos deportivos Dick’s anunciaron que ya no venderán armas a menores de 21 años. Walmart y Dick’s también anunciaron que dejarán de vender rifles de asalto, lo que ha generado alarma en la NRA y sus aliados políticos.
Los conflictos
Hablando de armas, y ocultas detrás del espectáculo político en Washington, las guerras estadunidenses proceden en varios frentes con la amenaza de otras nuevas.
Una guerra preventiva
contra Corea del Norte ordenada por Trump preocupa nuevamente a políticos, opositores y hasta a generales en Washington. El Pentágono no ha ocultado la elaboración de planes de contingencia
y los preparativos para esa opción. Pero el peligro de que eso suceda –y tal vez por un incidente arbitrario– ha sido expresado nada menos que por los mandos militares supremos. El propio James Mattis, secretario de Defensa, ha declarado que una guerra contra Corea del Norte sería catastrófica
, y él y varios generales del más alto nivel han enfatizado la vía diplomática para enfrentar la amenaza nuclear de ese régimen.
Un ejercicio militar para evaluar un ataque, realizado la semana pasada, contemplaba que unos 10 mil estadunidenses podrían ser heridos en combate en los primeros días, y que el número de bajas civiles sería de miles, tal vez hasta cientos de miles, reportó hoy el New York Times. Un general dijo que la brutalidad de esto estaría más allá de lo que ha experimentado cualquier soldado
.
El ex enviado especial de Trump para Corea acaba de renunciar a su puesto y, según algunas fuentes, ha estado diciendo en privado que una facción poderosa dentro del gobierno de Trump opina que una guerra contra los norcoreanos es inevitable.
El senador republicano Jim Risch, durante la Conferencia de Seguridad de Munich hace un par de semanas, comentó que Trump está dispuesto a lanzar una guerra muy, muy breve
contra Corea del Norte, lo cual sería uno de los eventos más catastróficos en la historia de nuestra civilización
con bajas masivas jamás vistas
, para evitar que se adquiera la capacidad de lanzar un misil nuclear contra Estados Unidos, reportó The Intercept.
Mientras, continúa la guerra contra el terror
declarada en 2001 en lugares como Afganistán, Irak y Siria; también hay otros campos de batalla que pocos aquí conocen. Entre éstos, desde 2015, con Obama, los militares estadunidenses participan en la guerra de intervención contra Yemen encabezada por Arabia Saudita que ha matado a más de 10 mil civiles, ha provocado 40 mil heridos y ha dejado a 60 por ciento de la población al borde de una hambruna, situación que algunos consideran la crisis humanitaria más grande del mundo
. Un grupo de legisladores federales de ambos partidos, incluido el senador Bernie Sanders, está impulsando un proyecto de ley para ordenar el retiro de fuerzas estadunidenses de una guerra no autorizada por el Congreso.
Entre tanta guerra dentro y fuera, se entiende lo que dicen de la crisis de salud mental en el país.