El proceso de reconstrucción en el país, luego de los sismos ocurridos en septiembre de 2017, es caótico, se lleva a cabo en medio de una terrible opacidad y de falta de liderazgo, donde se desconoce, a escalas federal, pero también de las entidades y de los aportantes privados, el monto y destino que tienen estos recursos, concluyó un estudio realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

En la presentación del reporte, Mauricio Merino Huerta, coordinador del equipo que realizó la investigación, señaló: No estamos diciendo que estos recursos se estén desviando a campañas políticas, pero tampoco tenemos la certeza de que no se esté haciendo. Hay una opacidad enorme.

Incluso, advirtió que como están las cosas, este proceso y los recursos económicos que están en medio, pueden ser capturados para propósitos distintos a los que se destinaron.

Con el título Reconstrucción 19s, el estudio revisa y hace un diagnóstico nacional, pero también estatal –Ciudad de México, Puebla, Morelos, estado de Mexico y Guerrero– y privado –entre ellos de 10 instituciones bancarias–, de los fondos recibidos o destinados a la reconstrucción, sobre las regulaciones para su uso, la transparencia y la rendición de cuentas de cada uno de ellos. El resultado fue el mismo: opacidad.

Por ejemplo, en uno solo de los ejercicios realizados por el equipo de especialistas, se encontraron serias inconsistencias, como en el caso de 117 millones 797 mil 506 pesos recaudados por fondos privados en los estados, donde sólo se lograron rastrear 59 millones 363 mil 467 pesos, señaló Liliana Veloz, directora ejecutiva del Programa Interdisciplinario de Rendición de Cuentas del CIDE.

Al respecto, la investigadora informó que de acuerdo con datos proporcionados por la Asociación de Bancos de México (ABM), sólo 10 instituciones bancarias afiliadas recaudaron 403 millones de pesos para la reconstrucción, con corte al 3 de noviembre.

Pero en una revisión de cada cinco bancos, se pudieron contabilizar más de 700 millones de pesos, cifra que podría alcanzar casi 3 mil millones si se incorpora el ofrecimiento hecho por los mismos bancos de aportar 1x1, como lo ofrecieron Banamex o Banco Azteca.

En las conclusiones, Merino Huerta aseguró que dada la opacidad de los recursos, es materialmente imposible saber cuánto dinero se está destinando a las labores de reconstrucción.

Pero el gravísimo problema de la opacidad en todos los fondos no es exclusiva del gobierno federal, también de los estatales, e incluso de los fondos privados, dijo Merino, quien sostuvo que en este proceso de reconstrucción se ha producido un caos en materia administrativa y en materia de colaboración con la sociedad.

Recordó que tras los sismos, diversas organizaciones civiles y académicas propusieron al gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Gobernación, que se decidiera integrar un fondo único para la reconstrucción, con todas las medidas de transparencia y rendición de cuentas, como se ha hecho de manera exitosa en países como Chile y Tailandia, que enfrentaron situaciones similares. Sin embargo, la propuesta no fue aceptada.