Berlín.

La conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Angela Merkel, aprobó este lunes por mayoría aplastante el acuerdo para formar gobierno en Alemania con el Partido Social Demócrata (SPD), votación que conforta a la canciller federal tras semanas de críticas en sus propias filas.

El contrato de coalición sólo recibió 27 votos en contra de un total de 975 delegados presentes y el resto (97 por ciento) votó en favor de la alianza, anunció el dirigente de la CDU Armin Laschet, tras la votación a mano alzada de los delegados.

Para lograr la alianza aún falta la aprobación de los militantes socialdemócratas por medio de una consulta a la que están convocados 464 mil votantes y cuyos resultados se conocerán el domingo.

Merkel logró desactivar un conato de rebelión del ala derechista de la formación conservadora. El objetivo principal era confirmar el contrato de coalición difícilmente logrado a principios de mes entre la CDU –junto a su aliada, la Unión Social Cristiana– y el SDP.

Con ello se puso fin a meses de incertidumbre en Alemania, tras las legislativas del pasado septiembre, que se saldaron sin claro vencedor, aunque con un vigoroso crecimiento de la extrema derecha y una creciente atomización del panorama político.

Pero el precio que pagó la canciller federal por esta alianza –la única posible para alcanzar la mayoría en la Cámara de Diputados– fue muy alto.

Merkel tuvo que entregar a los socialdemócratas el Ministerio de Finanzas, considerado por los conservadores como la garantía del rigor presupuestal en Alemania y en la zona euro.

Para desactivar la cólera del ala derecha en este congreso, Merkel anunció el domingo que iba a promover a su jefe de fila, Jens Spahn, al cargo de ministro de Salud.

Spahn, el opositor a Merkel interno más visible, considera que la CDU ahora es demasiado socialdemócrata.

Spahn, quien ha expresado su afinidad ideológica y generacional con el joven canciller austriaco Sebastian Kurz, que gobierna con la extrema derecha en su país, aboga por una política conservadora, especialmente en temas identitarios y de inmigración.

En este congreso también se nombró como número dos del partido a Annegret Kramp-Karrenbauer, de 55 años, política muy leal a Merkel. Así se coloca en órbita para preparar la era posterior a Merkel, una vez que la canciller federal termine su mandato al frente del Ejecutivo.

Kramp-Karrenbauer, católica, dirigía hasta ahora el pequeño estado regional de Sarre, y tiene posiciones aún más conservadoras que las de Merkel.

La canciller federal lamentó la imagen que dio Alemania durante los más de cuatro meses de negociaciones que fueron necesarios para acordar la formación de gobierno en el país, criticando las malas artes desplegadas por los partidos políticos. El estilo, las maniobras y la tendencia a mirarse el ombligo que han caracterizado algunos debates, todo eso no fue ni es una página que cubre de gloria la política. La responsabilidad política no es un juego, sino que va más allá de los propios partidos, recordó.