Encabeza ceremonia por el Día de la Bandera con el lábaro patrio al revés
con visión para conservar el orgullo
Domingo 25 de febrero de 2018, p. 3
De la celebración en torno a uno de los pilares de la identidad de México, la bandera nacional, con sus tres colores y el escudo del águila devorando una serpiente al centro, surgió el llamado del presidente Enrique Peña Nieto a que se actúe con visión y con responsabilidad
para conservar la confianza y el orgullo.
En el Campo Marte, donde se conmemoró al lábaro surgido del ejército trigarante (vencedor en el largo proceso de independencia nacional durante el siglo XIX), se presentó un error incomprensible tratándose del Ejército Mexicano. Al momento que el mandatario apretó el botón del motor del asta que eleva el lienzo (y cuya altura alcanza 100 metros) la bandera monumental se elevó ondéandose con sus tres colores verde, blanco y rojo, pero con el escudo nacional de cabeza.
En su mensaje, el Presidente de la República aclaró: la bandera monumental fue mal colocada, mal izada, pero, a final de cuentas, estamos hoy aquí, en este espléndido escenario, con muchas banderas, en este símbolo que nos da sentido de identidad. Y no importa si está al revés o al derecho, hacia atrás o hacia adelante, el lábaro patrio es el símbolo que nos da sentido de identidad, de pertenencia, de orgullo de ser mexicanos
.
Al dar inicio la ceremonia, la mayoría de los asistentes se percataron de inmediato del error. El lábaro se elevó hasta lo más alto, al revés. Así permaneció por más de 25 minutos hasta que se ordenó bajar la bandera y retirarla. Mientras ondeaba tímidamente
al revés, por el leve aire que corría en Ciudad de México, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales; el presidente del Senado, Ernesto Cordero Arroyo, y el presidente en turno de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, Édgar Romo García, dieron lectura a sus discursos.
También entre los asistentes el recuerdo les llevó al mismo día y mismo acto conmemorativo del año pasado. Entonces, el lábaro sufrió desgarres notables cuando al elevarse en el asta se atoró de una torre metálica –colocada por el Estado Mayor Presidencial– donde se sostenía un conjunto de bocinas que darían realce al acto. La estructura metálica se derrumbó y la bandera ondeó con dos grandes orificios en medio.
Ayer los elementos del Ejército Mexicano tenían preparado al dedillo el acto en el Campo Marte, vigilaban con minuciosidad a todos los presentes, pero algo falló. Los invitados principales –Romo García, Aguilar Morales, Cordero Arroyo, los titulares de la Defensa Nacional y de Marina, Salvador Cienfuegos Zepeda, y Vidal Francisco Soberón Sanz, respectivamente, así como los integrantes del gabinete legal y ampliado– aguardaban la llegada del presidente Peña Nieto.
Como ocurre cada año, el mandatario ingresó a las instalaciones administradas por la milicia. Antes de pasar al presídium, se dirigió al asta para oprimir el dispositivo mecánico que elevaría la bandera. Con soleminidad inició la ceremonia, y a escasos segundos, cuando el lienzo se desplegaba, la mayoría de los presentes cayeron en la cuenta de que el escudo nacional se hallaba de cabeza.
Cuando el mecanismo del asta dejó de operar, los militares se miraban nerviosos –sabían que aquello representaba un error garrafal–, y los civiles ahí concentrados no daban crédito. La ceremonia prosiguió mientras los representantes de los poderes Judicial y Legislativo emitían sus discursos.
El azoro entre los que atestiguaban la ceremonia se mantenía en un nivel de tensión.
Hasta que ocurrió algo, quizá pocas veces visto: a la mitad de la ceremonia el lábaro patrio comenzó a ser reitirado del asta por decenas de soldados. Así, en el Día de la Bandera, mientras la ceremonia corría, el monumental estandarte, de 14.30 por 25 metros, dejó de ondear.
Entonces tocó al Presidente emitir su mensaje, y luego de hacer alusión al error, indicó: “En el marco majestuoso de las escoltas y de las muchas banderas que hoy están aquí izadas, celebramos con gran dignidad, con enorme orgullo a este símbolo patrio.
Desde niños, los mexicanos aprendemos a amar y respetar a nuestra bandera nacional, a ver en ella un emblema de solidaridad, esperanza y unidad. Sus colores y su escudo son símbolos que nos representan como nación, que nos dan sentido de identidad y que enaltecen nuestro orgullo de ser mexicanos.
Ponderó a los soldados, quienes con profundo orgullo elaboran a mano las banderas monumentales, como la que ondea majestuosamente en el Campo Militar.
El jefe del Ejecutivo llamó a cada uno de los mexicanos a engrandecer el legado recibido desde las familias, pues la lucha por conservar al Águila Real nos recuerda que solamente actuando con visión y con responsabilidad podemos conservar aquello que nos da confianza y orgullo.