Contra Anaya, para bajarlo
No sólo por corrupción
Beltrones y Osorio, al rescate
Coordinaciones dinosáuricas
oble sacudimiento, con urgida intención de colocar a José Antonio Meade en ruta competitiva (aunque esa instalación resulte evidente e indicativamente forzada: llevarlo a Los Pinos al costo que sea): en primer plano, la acometida feroz (en términos judiciales y mediáticos) contra el panista Ricardo Anaya Cortés y, en segundo plano, la agregación de un dinosáurico equipo de ingeniería electoral
para rodear y apoyar al aspirante rezagado.
Con una rapidez y eficacia no vistas en múltiples expedientes de corrupción relacionados con personajes cercanos a los afectos e intereses de Los Pinos (Emilio Lozoya y Odebrecht, Gerardo Ruiz Esparza y OHL, Rosario Robles y las estafas maestras, por dar algunos ejemplos), el aparato federal de justicia ha reaccionado ante una denuncia hecha en el último trimestre del año pasado por dos empresarios de Querétaro que alegan haber sido utilizados para maniobras de lavado de dinero que habrían beneficiado al ahora candidato presidencial, Anaya Cortés. El tema fue posicionado en todos los espacios mediáticos importantes y el personaje clave de la trama, Manuel Barreiro Castañeda, fue rápidamente localizado (en Canadá) en preparación para su captura, aunque este empresario de inmediato gestionó un amparo judicial.
Es probable que las maniobras delictivas adjudicadas a Anaya Cortés sean ciertas y, por tanto, merezcan un proceso judicial que implicaría encarcelamiento. También es probable que el caso de la nave industrial queretana y sus dividendos sea sólo una parte de un conjunto de actos de corrupción que explican la evidente prosperidad económica del citado Anaya y algunos de sus familiares.
Pero a Anaya Cortés no lo están linchando en estos momentos solamente por corrupto (si tal fuera el pecado, no habría virtuoso lanzador de piedras en la administración peñista), sino, en tiempo y forma, por razones políticas, electorales. Al enriquecido candidato panista, perredista y emecista le están cobrando desde Los Pinos la manera tramposa (traición, es el sustantivo que usan sus poderosos adversarios priístas) que ha utilizado para su crecimiento como opositor
.
Contra el panista inmobiliariamente indefendible están utilizando el arsenal proveniente de Hacienda y el brazo armado de la PGR. Se busca bajar
al traidor
y hacerle que ceda el paso a Meade, quien necesita de ese segundo lugar, el de la opción única anti AMLO
, para generar las apariencias de alcance y rebase del puntero que hasta ahora se ha visto inalcanzable (con todo y sus errores, contradicciones y alianzas), Andrés Manuel López Obrador.
El golpe dado a Anaya Cortés proviene de desacuerdos entre élites usualmente amafiadas. Al queretano lo apoyan Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos. De avanzar el proceso, tal como lo están aireando ciertos medios de comunicación, significaría el derribamiento de la candidatura presidencial panista, la demolición de un proyecto largamente desarrollado por una facción de ese partido (lo cual llevó inclusive a la salida de Margarita Zavala, ahora reavivada por este impacto contra su contrincante, hasta ahora triunfal en su pelea con el calderonismo) y la instalación de un precedente peligroso: el uso del instrumental judicial para detener o castigar, virtualmente a cuatro meses de las elecciones, y mucho más por razones políticas que por vocación justiciera, a un candidato a la Presidencia de la República.
A la par de este zarpazo, cuyas consecuencias van más allá del perfil específico del panista mencionado, se anunció ayer la conformación de un equipo de coordinadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI), para fines electorales. Los personajes escogidos para encargarse de la operación política y electoral en cinco circunscripciones, con la campaña presidencial de Meade como preocupación rectora, constituyen un extraordinario retrato del PRI al que el varias veces secretario de Estado dice no pertenecer en términos de padrón: un priísmo de museo, depositario de especialidades turbias para hacer ganar
al candidato o los candidatos deseados.
Dos figuras destacan en esa postal del pasado que busca ser futuro: Miguel Ángel Osorio Chong y Manlio Fabio Beltrones. El hidalguense fue el precandidato presidencial tricolor con más popularidad entre priístas, según las encuestas de opinión previas al destape de Meade. El sonorense es considerado el máximo referente del priísmo clásico, ovacionado por sus congéneres, temido por sus adversarios a causa de las disímbolas habilidades y capacidades que concentra. Ex gobernadores ambos, el de Hidalgo irá al Senado y desde ahora coordinará a los demás candidatos priístas de ese nivel, como supuesta antesala para ser el coordinador de la bancada senatorial de tres colores; el de Sonora podría ser nuevamente diputado federal, mientras su hija es candidata al Senado.
La baraja de salvamento
electoral puesta sobre la mesa de Meade incluye una figura poco sugerente de victorias, Beatriz Paredes, quien fue joven gobernadora de Tlaxcala y, luego de ocupar diversos cargos federales y legislativos, tuvo una significativa derrota como aspirante a gobernar Ciudad de México. La hidalguense Alma Carolina Viggiano Austria, con carrera política propia, es esposa del ex gobernador Rubén Moreira Valdez, coahuilense que de manera muy significativa llegó al comité nacional priísta como secretario de acción electoral, de donde ascendió a la secretaría de organización y, ahora, se apunta en la lista de posibles sucesores del dirigente formal en apreturas, Enrique Ochoa Reza.
Otros coordinadores de circunscripciones electorales son René Juárez, quien fue gobernador de Guerrero y subsecretario de Gobernación con Osorio Chong, y Mariano González Zarur, quien fue gobernador de Tlaxcala.
Y, mientras sigue el manoseo de horarios y formas respecto a la noche de la elección presidencial y sus primeros conteos, con el INE tratando de agilizar las maniobras de recolección de datos, aunque ello pudiera causar algunos descuidos o desaseos, ¡hasta el próximo lunes!
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