Cientos de personas se reunieron en el atrio de la iglesia de Santa Catarina Yecahuizotl, en Tláhuac, donde los sacerdotes Víctor y Armando oficiaron una misa de cuerpo presente a cuatro menores que murieron el domingo pasado en un accidente automovilístico, pues Brisa fue sepultada el martes.

En los féretros blancos se colocaron fotografías grandes de Diana, Jeovani, Fernanda y Kevin, junto con algún objeto que más les gustaba en vida, como un sombrero de charro, una playera o flores; mientras familiares, amigos y vecinos les llevaron globos y flores blancas.

La tuba y los cohetes que los acompañaron de sus casas hasta la parroquia del pueblo callaron cerca de 80 minutos que duró la misa, donde sus hermanos, primos o amigos de la Secundaria Técnica número 95 hicieron guardia para darles el último adiós.

El lugar resultó insuficiente para la gran cantidad de gente reunida, que dejó sus labores domésticas, cerró sus negocios y/o no acudió a la escuela o al trabajo para despedir a los niños de entre 12 y 14 años que murieron a bordo de un automóvil conducido por Luis Eduardo N, de 12 años de edad.

De acuerdo con información extraoficial, el vehículo iba a 150 kilómetros por hora y la falta de pericia, al presuntamente atravesarse un ciclista, lo hizo virar y estrellarse contra un árbol, saliendo disparados algunos de los menores de edad, quienes perdieron la vida.

Otros dos resultaron lesionados, al igual que el conductor, que presentaba aliento alcohólico, aunque el resultado de la prueba de alcoholemia no se ha enviado a la Procuraduría General de Justicia capitalina, que entregó la noche del martes al menor al DIF local, porque sus padres no se presentaron por él.

No obstante, ayer fueron localizados, luego de salir de su hogar por temor a represalias, y tocará a un grupo de especialistas determinar si son aptos para tener la custodia del menor, que presenta estrés postraumático, depresión, ansiedad y culpa, o quedará a resguardo de la institución.

Luego de concluir la misa, los cuerpos de los menores fueron llevados al cementerio, entre música de banda, cohetes y aplausos.

Familiares de Kevin exigieron a reporteros y fotógrafos retirarse y no escribir nada y les dieron dos minutos para hacerlo, porque si no, los desaparecemos. Luego los siguieron hasta la carretera para amedrentarlos, aunque la presencia de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina evitó alguna agresión física.