n 2005, la instalación de una fábrica de pasta de celulosa –materia prima para elaborar papel y cartón– enfrentó en el terreno diplomático a Uruguay y Argentina.

La pastera UPM Botnia, de capitales finlandeses, se ubicó en la ciudad de Fray Bentos, a orillas del río Uruguay. Al otro lado, a sólo 24 kilómetros, los habitantes de la argentina Gualeguaychú se opusieron al proyecto.

La disputa llegó a la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, que en 2010 falló a favor de la pastera, luego de negar que contaminaba.

Más de siete años después de aquel fallo, las autoridades de Gualeguaychú, en la provincia Argentina de Entre Ríos, tienen habilitada las 24 horas una línea telefónica para que los pobladores denuncien casos de contaminación. El teléfono suena todo el tiempo, hasta de madrugada, informa Susana Villamonte, directora de Ambiente de Gualeguaychú.

Las advertencias de los vecinos no sólo están relacionadas con la actividad de la pastera, sino con la utilización de glifosato (herbicida clasificado por la Organización Mundial de la Salud como probablemente cancerígeno para los seres humanos).

En enero de 2017, una investigación periodística de Fabián Magnotta reveló que en la ciudad se diagnosticaron entre 700 y 800 enfermos de cáncer por año, cuando en todo el país hay poco más de 200 por cada 100 mil habitantes, cifras del Instituto Internacional del Cáncer en Argentina.

El aumento de casos de cáncer se disparó en los años recientes por razones ambientales, afirmó Magnotta. Tres pueden ser las causas: la contaminación del agua del río, producto de la actividad de la fábrica de pasta de celulosa; los agroquímicos y el funcionamiento de un polo industrial.

Los habitantes de Gualeguaychú desconfían de la potabilidad del agua y sólo consumen líquido mineral, dijo Magnotta.

Dpa