Durante la precampaña, Andrés Manuel López Obrador denunció que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) no se utiliza como agencia de inteligencia, sino para espiar a opositores. También dijo que esa instancia, dependiente de la Secretaría de Gobernación, tiene expedientes de toda su familia.

En Hidalgo, tras una reunión informativa en Tezontepec de Aldama, señaló: al salir del hotel donde me quedé a dormir estaban los del Cisen tomando fotografías, y eso sucede desde hace mucho tiempo; no sólo es a mí, sino a todos los dirigentes, tanto políticos como sociales.

Señaló esa ocasión que el organismo de espionaje que tiene el gobierno consume 4 mil millones de pesos al año del presupuesto y lo considero un gasto innecesario, superfluo: ¡nosotros no vamos a vigilar a nadie!

Agregó entonces: “No vamos a estar haciendo espionaje, no vamos a estar escuchando llamadas telefónicas, no se van a hackear teléfonos para sacar los archivos de celulares, obtener fotografías. Todo eso que desafortunadamente ahora se lleva a cabo va a desaparecer”.

Le preguntaron aquella vez si no se afectarían las labores de inteligencia necesarias para el Estado, y López Obrador contestó que no hacen inteligencia, hacen espionaje. No están espiando a delincuentes, espían a los opositores y están enterándose de su vida privada y de personas que tienen todo el derecho a hacer su vida, y ahora se les exhibe porque se les espía, porque se meten en asuntos de intimidad, sobre todo a los que somos dirigentes de oposición.

El jueves pasado, en Durango, el líder de Morena denunció que hay un intercambio de información del Cisen con estrategas de la mafia del poder. Detalló que los del Cisen revisan hasta la basura de su casa y no encuentran nada.

En su proyecto alternativo de nación, López Obrador propone utilizar los servicios de inteligencia para garantizar la seguridad ciudadana y la procuración de justicia, y promete que se eliminará el espionaje político.