Viajaron a Guerrero para vender muebles rústicos de madera y fueron secuestrados
Martes 6 de febrero de 2018, p. 23
Xalapa, Ver.
Los cuatro artesanos desaparecidos el pasado 25 de enero y hallados muertos cinco días después en Chilapa de Álvarez, Guerrero, fueron sepultados ayer en el poblado nahua de Coxolitla de Arriba, municipio de Acultzingo, Veracruz, de donde eran originarios.
Durante el sepelio se exigió que se limpie su reputación de cualquier señalamiento que los vincule con la delincuencia. La quinta persona que viajaba con las víctimas, un chofer a quien también se dio muerte, fue inhumado en la comunidad de Nogales, de donde era originario.
Durante el funeral de los artesanos, mientras las cuatro viudas y los ocho huérfanos se aferraban inconsolables a los ataúdes, el presidente municipal de Acultzingo, René Medel Carrera, dijo: Éste es el acultzingueño, el que se va de su casa a buscar el pan para sus hijos y pierde la vida lejos. No el que secuestra ni el que mata, como se dice en las noticias
.
Alcalde pide empleos
El edil demandó al gobernador Miguel Ángel Yunes Linares “que me apoye con trabajo, con empleo pa’ mi gente, que nos pongan una fábrica para que mis hermanos ya no salgan lejos”, como debieron hacerlo hace dos semanas Gonzalo, Daniel, Roberto, Aurelio y Abel, quienes viajaron 345 kilómetros desde Acultzingo hasta Chilapa para vender muebles rústicos de madera.
Coxolitla de Arriba está en la zona montañosa central de Veracruz, donde las únicas opciones de trabajo son la agricultura, la albañilería y las artesanías. De acuerdo con el catálogo de la Secretaría de Desarrollo Social, Coxolitla de Arriba tiene 432 habitantes y es una localidad de alta marginación.
Los cuatro artesanos y el chofer viajaron con la esperanza de obtener dinero para terminar de construir sus casas y surtir sus despensas, pero, lejos de buenas ventas, encontraron la muerte.
El 28 de enero los cinco veracruzanos fueron encontrados decapitados junto con otras dos personas dentro de bolsas de basura cerca del río Ajolotero, en Chilapa.
En el pueblo de los artesanos, habitantes de 12 comunidades se congregaron frente a los ataúdes para despedirse. Aurelio Antonio Ramírez, 38 años de edad, fue descrito como una persona muy tranquila y trabajadora
. Dejó cuatro hijos en la orfandad, el menor de ellos de cuatro años.
Daniel de Jesús, de 33 años de edad, dejó a su esposa y un hijo de ocho años. Roberto de Jesús Antonio, de 23 años, tenía esposa y dos hijos, de tres y cinco años. Y Gonzalo de Jesús, de 18 años de edad, estaba recién casado.