La burda estrategia de Trump
o por evidente es menos burda la estrategia de Donald Trump en torno a la propuesta de cancelar la orden ejecutiva mediante la que se pospusieron los juicios de deportación a más de un millón 800 mil jóvenes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, DACA, por sus iniciales en inglés. El resultado es que puso al Partido Demócrata contra la pared y pudiera significar la derrota de algunos de sus candidatos en las próximas elecciones, y de esa forma la posibilidad de recuperar la mayoría en alguna de las cámaras legislativas.
Si los demócratas deciden ceder y autorizar el presupuesto para continuar con la construcción del muro fronterizo, y de esa forma salvar DACA, habrán perdido esa batalla. Pero si determinan negar dicha autorización y continuar con su campaña en contra del muro, Trump cancelaría definitivamente la opción que abrió Obama con DACA. A juicio de algunos especialistas, los demócratas habrán dado un paso que pudiera abrir una escalada de deportaciones que sería desastrosa para cientos de miles de jóvenes cuya vida ha sido construida allá. En uno y otro caso los demócratas estarán en peligro de perder apoyo de una parte de votantes en las elecciones de noviembre próximo, en la que estará en juego un tercio del Senado y la totalidad de la Cámara de Representantes.
Una oportunidad que los demócratas pudieran tener para revertir la maquiavélica jugada de Trump y sus adláteres, es que el electorado entendiera que el muro es una cuestión meramente simbólica, que sí afecta la dignidad de los mexicanos, pero es poco práctica. De hecho, el muro ya existe en algunas partes de la frontera. Se construyó durante el mandato de Bill Clinton, quien cedió a las presiones republicanas que insistieron en “sellar la frontera al paso de indocumentados. La diferencia es que Trump usó la estratagema del muro y sus ataques a México como catapulta para su nominación y posterior triunfo en el camino a la presidencia, sin importarle el daño que causó a las relaciones entre ambas naciones.
Sin embargo, la estratagema pudiera revertirse en contra de Trump y los republicanos si los votantes caen en cuenta de lo burdo e irresponsable de la maniobra, por el hecho de haber antepuesto una cuestión de derechos humanos a sus intereses políticos. Los obligaría a recular y más de un millón de migrantes se habrían salvado de ser deportados. Tal vez sea más una especulación y buenos deseos, pero algo descabellados.