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Su combate es lento porque el CPC no tiene funciones para atacarla

La corrupción, arraigada en la política y sociedad mexicanas: Jacqueline Perschard

La falta de fiscal y titular de la Auditoria Superior son indispensables para mejorar, señala

 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de febrero de 2018, p. 15

A unos cuantos días de concluir su periodo como integrante del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), Jacqueline Peschard tiene sentimientos encontrados: por una parte se ha avanzado en colocar el tema de la corrupción en la agenda pública, pero al mismo tiempo falta mucho camino para terminar con este fenómeno, que está profundamente arraigado tanto en las instituciones como en la sociedad mexicanas.

En entrevista con La Jornada, Peschard lamentó que el nivel de corrupción en el país sea enorme debido, en gran parte, a la resistencia de los funcionarios a ser vigilados, pero también a que las propias estructuras del Estado mexicano tienen huecos en donde esta práctica negativa se reproduce en todas las áreas.

–¿Qué balance haría de su periodo en el CPC? ¿Qué pendientes deja?

–Hay cuestiones importantes que considero se han ganado, también otra parte en donde yo tenía la expectativa de que las cosas se movieran más rápidamente: que estuviera conformado el SNA de manera completa, no sólo en el ámbito federal, sino en los estados, y todavía estamos con una ruta muy incierta. Si no están todas las piezas, si está todo cojo, pues va avanzando de manera más lenta.

Lo que sí tenemos claro es que se ha ganado ser un referente. Hay muchos términos que se han convertido en parte de la agenda pública; todo mundo sabe qué es una empresa fantasma y cuál es el modo de operación por el que los recursos públicos se van de manera ilegal a las campañas políticas.

Entonces sí hay ciertos avances, pero también enormes carencias y deficiencias en términos de lo que debía avanzar en el sistema durante este primer año. Hay signos claros y oscuros.

–¿Qué ha faltado para avanzar más rápido?

–Nosotros no investigamos, no tenemos ningún tipo de funciones para atacar la corrupción. Lo único que hacemos es ser quien potencia, que hace una denuncia fuerte, que busca herramientas legales, como los amparos.

No queremos sólo que se atrape a los cabecillas de las redes de corrupción, sino ir a las causas, saber qué deficiencias hay en las estructuras gubernamentales que permiten que suceda esto sin que nadie se dé cuenta.

–¿Esa estructura es un error o está diseñada para funcionar así?

–Hay problemas de diseño, institucional, por eso es sistémica la corrupción, porque está en el diseño mismo (de los organismos gubernamentales). No necesitas que llegue el más rufián o el más mafioso, sino que hay recónditos institucionales.

–¿Es un problema de voluntad política?

–No es sólo de voluntad política, tiene mucho que ver con esos diseños institucionales o prácticas rutinarias. Hay resistencias; a los funcionarios no les gusta que los vigilen y menos un grupo de ciudadanos que ni siquiera son sus pares, pero el problema es mucho más de fondo, que de sólo voluntad política.

–¿Qué tanto afecta la falta de nombramiento del fiscal anticorrupción, el titular de la Auditoría Superior de la Federación y los magistrados del Tribunal Federal de Justicia Administrativa?

–Mucho. Hace menos de un año yo decía que no, porque al final ahí están las autoridades que pueden tomar el lugar de, pero el modelo del sistema es que sea un organismo especializado en ese tipo de delitos. Son piezas que faltan y son necesarias, cada vez lo serán más, porque ya la ley en la materia entró plenamente en funciones el 18 de julio del año pasado.

–¿De qué tamaño es la magnitud de la corrupción en este sexenio, casos como la casa blanca, la de Luis Videgaray en Malinalco, los contratos a Grupo Higa u Odebrecht?

–Lo que ha dicho el Banco Mundial es que a escala global la corrupción implica más o menos como 2 por ciento del PIB y en México es de 10 por ciento, ¡imagínese! Ni siquiera es que estemos estables o mejorando. Ahora estamos en el lugar 123 de 170 países: ha empeorado la situación.

–La manera en que funciona el SNA, ¿ha obstaculizado al CPC?

–El sistema a lo que le está apostando es a que funcionen adecuadamente esas instancias que tiene algún tipo de atribución en materia de control o combate a la corrupción, pero eso es algo muy difícil porque cada instancia tiene su propia agenda, sus propias facultades, organigrama, sus reglas de operación. De seis sillas (del SNA), una es la ciudadana. Tendría que ser otro modelo.

–¿El CPC se puede volver decorativo, en el peor de los casos?

–Estoy convencida de que no. ¿Es difícil? Sí, pero ya empiezan a conectarse los CPC ya constituidos en los estados, que son como 14. Esto va a tardar en que se asiente, en que se robustezca, pero ya se está confirmando una especie de conferencia de los comités ciudadanos para intercambiar experiencias. Es un proceso.

–¿Con qué estado de ánimo se va?

–Me voy con una cierta dosis de frustración, porque sí hubiera querido tener mejores resultados para presumir, pero por otro lado estoy muy optimista en que esto llegó para quedarse y va a seguir avanzando. Esta lucha sabíamos que no era de la noche a la mañana, hay que seguir adelante.