Signos vitales
ntre hacer lo que uno quiere y hacer lo que uno debe, cada quien halle el punto exacto de su libertad.
Si no oyes cómo eres o serás oído probablemente no te sepas oír, no sepas oír.
De que esto fuiste, esto fuiste, quién sabe ahora lo que seas, dice el poema –aun el más reciente– a su autor.
El poema no es tanto el registro de un sentir como de alguna manera la averiguación de cuántos sentires habitan tal –presuntamente único– sentir.
Si tus reacciones emotivas se cuentan con los dedos de la mano, ¿podrás artista ser?
Ignoro si sólo valga para quienes hablamos la lengua castellana, pero el santo patrón de los poetas es San Juan de la Cruz. ¿Y si lo hubiera de, para los poemas? Humor sin ironía: para todo Occidente, sería el soneto.
No hay forma que no sepa guiar, adecuadamente, la mano que la forma.
El poeta, para serlo, necesita hacer poemas, pero hacer poemas no necesariamente convierte a nadie en poeta.
No le des forma al contenido, deja que el contenido te diga su forma.
Acaso lo haya dicho (publicado) antes: hacer poemas no es fabricar (o producir) poemas.
Dejemos lo de fabricar o producir poemas: no es inusual ahora que los poetas se fabriquen o produzcan, con –no tan relativa– frecuencia, a sí mismos.
La cultura menos hace que re-nace.
Sólo si puedo ser mi propia soledad puedo en verdad acompañarme.
Entre la espada y la pared, sólo esa luz vacía de sí misma.
Sigo creyendo que la poesía es arte del tiempo, anclada por necesidad y sólo por (digamos secundaria) necesidad, en el espacio de la página.
(Otra posible repetición): Entre expresarse y expresar, lo segundo, siempre.
Admirar está muy bien, pero amar es mejor.
Vuelve la lluvia buena casi toda soledad.