Se informó de una mujer que se encuentra desaparecida
Martes 16 de enero de 2018, p. 34
Montecito.
Al menos dos migrantes mexicanos están entre las 20 personas muertas en los devastadores aludes que causaron dolor y tragedia en la idílica comunidad de Montecito, California.
Uno de ellos es Martín Cabrera Muñoz, de 48 años, quien dormía en la habitación que tenía en la casa de su jefe en East Valley Road, cuando una avalancha de lodo acabó con la propiedad.
Muñoz trabajaba muchas horas como jardinero y enviaba dinero a Guanajuato, México, donde viven sus hijos de 26 y 12 años y una hija de 19. Más que cualquier cosa, quería darle a sus hijos una vida mejor
, dijo su hermana menor, Diana Montero, al diario Los Angeles Times.
Muñoz creció en Guanajuato y llegó a Estados Unidos en 1998 para acompañar a su madre. Era el segundo de ocho hermanos, la mayoría de los cuales vive en el sur de California.
Montero dijo que su hermano era muy trabajador y amaba bromear con su familia. Escuchaba música todo el día, cualquier tipo de música mexicana, rock y (el grupo) Kiss
, recordó.
Otra mexicana fallecida es Marilyn Ramos, quien estaba dormida con su hija de tres años, Kaelly Benítez, cuando el alud aplastó la casa que rentaban. Ambas murieron, junto con Jonathan Benítez, de 10 años, primo de Kaelly.
Antonio Benítez, esposo de Marilyn, resultó herido, al igual que su hermano, Víctor, quien es papá de Jonathan. El hijo de dos años de Víctor sobrevivió, pero su esposa, Faviola Benítez Calderón, de 28 años, está desaparecida.
Los hermanos, migrantes de México, eran propietarios de un negocio de jardinería en Montecito; Marylin era ama de casa.
Mi hermana era muy buena persona; ella sólo pensaba en los demás, al grado de llorar cuando uno estaba lastimado o enfermo
, dijo Jennifer Ramos entre sollozos por teléfono desde su casa en México.
Marylin, de 27 años, le llamaba por teléfono todos los días a sus parientes en el poblado de Marquelia, cerca de Acapulco, en la costa mexicana del Pacífico, señaló Jennifer Ramos. Como el martes no marcó, ella presintió que algo andaba mal.
Durante su última llamada un día antes, Marylin puso a su hija al teléfono y ella le platicó alegremente a su tía sobre los regalos que recibió el día de los Reyes Magos.
Durante una visita a su casa en septiembre, Marilyn Ramos les dijo a sus familiares que extrañaba México y que esperaba regresar algún día. El viernes su familia habló con funcionarios mexicanos sobre la posibilidad de repatriar su cadáver.