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La mayor pandemia mundial segó a dos grandes pintores austriacos

Klimt y Schiele, 100 años de ausencia

Sus obras, objetos de culto que disparan las subastas internacionales

El 18 de enero se inicia en Viena una serie de magnas exposiciones

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Muerte y vida, 1910-1911, óleo sobre lienzo, cuadro acerca de un tema que obsesionó a Klimt durante sus últimos añosFoto tomada del libro Gustav Klimt, obras completas, editorial Taschen
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La familia (1918), una de las últimas pinturas realizadas por Egon SchieleFoto tomada de Internet
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Retrato de Chaim Soutine, obra incluida en la exhibición dedicada a Amedeo Modigliani, abierta en marzo de 2017, en el Palazzo Ducale de Génova. Defensores del consumidor en Italia exigen rembolsos a los visitantes de la muestra, tras darse a conocer que al menos 20 pinturas son falsasFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de enero de 2018, p. 4

Hace cien años, la pandemia más devastadora de la historia humana, arrebató al mundo del arte a dos de sus grandes pinceles: Gustav Klimt y Egon Schiele. Con apenas ocho meses de diferencia, ambos fallecieron en 1918, en Viena, Austria, víctimas de la llamada gripe española.

A partir de ese momento sus obras pasaron a formar parte de un culto que hoy día ha convertido a los artistas, quienes además fueron buenos amigos, en dos de los autores austriacos más cotizados en las subastas internacionales.

El museo Leopold de la capital austriaca, fundado en 2001 con las obras de la antigua colección privada de arte de Rudolf y Elisabeth Leopold y que alberga el mayor conjunto en el mundo de Egon Schiele, recordará durante 2018 la efeméride con magnas exposiciones dedicadas a los principales exponentes del movimiento modernista de la Secesión de Viena.

El 18 de enero se inaugura la muestra Vienna 1900. Klimt-Moser-Gerstl-Kokoschka, conformada por obras de Klimt (1862-1918) y Koloman Moser (1868-1918), así como de los expresionistas pioneros Richard Gerstl (1883-1908) y Oskar Kokoschka (1868-1980), en una lectura completamente nueva, promete el recinto.

Ahí se podrá apreciar la joya del Museo Leopold: el cuadro Muerte y vida de Klimt, uno de los últimos que realizó antes de morir, acerca de un tema que lo obsesionó sus últimos años. En 1911, con esa obra el artista recibió el primer premio de la Exposición Universal de Roma.

En 1918, a los 56 años, luego de haber sobrevivido a un infarto y una neumonía, el pintor no pudo con la gripe española. Se sabe que, en su lecho de muerte, mandó llamar a su musa y eterna compañera, Emilie Flöge, con quien lo unió una intensa historia de amor. Fueron sus últimas palabras.

Un número considerable de sus obras, varias de ellas inconclusas, fueron confiscadas de su taller por los nazis y después destruidas en el incendio del castillo de Immendorf en 1945, para evitar que se convirtieran en botín de guerra.

También las pinturas del techo del aula magna de la Universidad de Viena hechas por Klimt, conocidas como las Pinturas de la Facultad, fueron destruidas durante los últimos días de la guerra en 1945, tachadas de pornográficas.

En la actualidad, explica el Museo Leopold, esos murales representan “un cambio de paradigma y un credo de una nueva noción temática y formal del fin de siglo: espíritu y materia, naturaleza y el arte, así como Eros y Thanatos, partes esenciales de la obra artística de Klimt.

“Las obras pictóricas del vanguardista Gustav expresan además un anhelo de belleza y sensualidad. Junto con obras de las colecciones del Museo Leopold y la colección privada de la familia Leopold, las muestras dedicadas al artista en el centenario de su muerte contarán con obras de la Fundación Klimt, otorgadas al museo como un préstamo permanente de un descendiente del pintor, así como préstamos internacionales seleccionados de colecciones privadas e institucionales.

“Por tanto, la exposición retratará la evolución artística de Klimt como un exponente del historicismo tardío hacia uno de los representantes más prominentes del Jugendstil (estilo joven) vienés.”

En febrero abrirá en ese recinto la exposición dedicada a conmemorar el centenario luctuoso de Egon Schiele, única en su combinación de pinturas, obras en papel y material de archivo, la muestra tocará los más importantes temas en la obra del artista. En primer lugar, su confianza en sí mismo, rompiendo con las tradiciones, y su evolución como artista expresivo, seguido de la figura ambivalente de la madre y las representaciones tabú de niñas y niños, temas como la espiritualidad y la metamorfosis, casas y paisajes enigmáticos, así como sus análisis complejos y llenos de tensión en sus autorretratos.

En 1918 el artista tenía 28 años. Participó con éxito en la 49 exposición de la Secesión de Viena, para la que diseñó el cartel y donde vendió la mayoría de los 50 cuadros que presentó.

En otoño de 1917 la pandemia de la gripe española (que causó más de 20 millones de muertos en Europa) llegó a Viena. En febrero había muerto Gustav Klimt atacado por esa enfermedad y el 28 de octubre la esposa de Schiele, Edith, quien estaba embarazada de seis meses. Tres días después falleció Egon.

En su caballete quedó su última pintura importante: La familia, de un realismo inusual, dicen los expertos, en la que retrata, desnudos, a un hombre sentado en un sofá, y una mujer con un niño pequeño entre sus piernas, envuelto en una cobija, siempre con un halo de melancolía.