Procesarla es muy peligroso, argumenta
Martes 9 de enero de 2018, p. 34
Pekín/Berlín.
Desde el primero de enero China ya no acepta los desechos de plástico y otros más de 20 materiales reciclables procedentes del extranjero por motivos medioambientales. La organización ecologista Greenpeace habló de una llamada de atención
, pues los años de comodidad para los países occidentales que enviaban su basura en enormes cargueros para almacenarla en China han llegado a su fin.
Durante mucho tiempo las dos partes consideraban ventajoso este negocio: Occidente se libraba de su basura y las empresas chinas hacían que sus trabajadores revolvieran en ella en busca de materiales aprovechables. Grandes regiones chinas ganaban su sustento separando y eliminado la basura de otros continentes. Sin embargo, China, que era hasta ahora el mayor importador de basura del mundo, quiere proteger su medio ambiente y a sus trabajadores. Pekín argumentó su decisión ante la Organización Mundial del Comercio indicando que la basura es demasiado peligrosa.
En realidad, el cambio de opinión de China podría tener otra razón. En 2016, entraron a ese país 7.3 millones de toneladas de desechos plásticos por valor de 3 mil 700 millones de dólares, más de la mitad de las importaciones mundiales. Sin embargo, esta nación produce cada vez más basura, quizá más que la que puede gestionar: 200 millones de toneladas al año.