Jamás he vendido todo un pueblo, afirma directivo de la sociedad encargada de la puja
Miércoles 13 de diciembre de 2017, p. 7
Alwine.
Una mañana Paul Urbanek descubrió un nuevo cartel a la entrada de Alwine, municipio de casas decrépitas de la antigua Alemania del este comunista. Y así fue como supo que su aldea había salido a subasta.
¡Nos cayó como un jarro de agua fría!
, cuenta Paul, de 71 años, quien vino a instalarse a la localidad en 2010 a causa, dice, de su tranquilidad.
La decena de casas, además de cabañas, garajes y terrenos de los alrededores, es decir, unos 16 mil 800 metros cuadrados, serán puestos en venta, según un catálogo publicado por la sociedad Karhausen, en Berlín.
El precio de salida para ese lote con tintes de aldea
, donde vive una veintena de personas, la mayoría jubilados, es de 125 mil euros. Hay muchas personas interesadas
, asegura Matthias Knake, director de Karhausen, quien afirma no haber vendido nunca todo un pueblo
.
Sin embargo, algo es seguro: el comprador, si se encuentra alguno, se hará con un pedazo de la historia alemana, un lugar que, con sus casas destartaladas y sus residentes ancianos, simboliza el destino de numerosas aldeas de la ex República Democrática Alemana (RDA), que los jóvenes desertaron tras la reunificación hace 27 años.
Ninguno regresó
Durante la Segunda Guerra Mundial, las juventudes hitlerianas acudían a entrenarse a las inmediaciones de Alwine, unos 120 kilómetros al sur de la capital. También se recluyó aquí a prisioneros de guerra.
Hasta la reunificación, en 1990, la localidad –que entonces todavía contaba con una cincuentena de habitantes– pertenecía a una fábrica de briquetas de carbón.
La factoría cerró en 1991, como el grueso de la industria del este alemán en aquella época, y el lugar se vació de habitantes.
Por supuesto, en su mayoría fueron los jóvenes, chicas y chicos de este lugar, los que se marcharon a Alemania del oeste
, explica Peter Kroll, representante de la circunscripción, quien vive en la región desde 1945.
Y ninguno regresó
, dice.
Toda la RDA, y especialmente las zonas rurales, vivió traumas idénticos. Su población se redujo 15 por ciento entre 1990 y 2015, según las estadísticas más recientes del gobierno alemán.
Después de la reunificación, muchas personas se fueron debido a la falta de trabajo
, recuerda Hildegard Schröteler-von Brandt, profesora especializada en demografía de la Universidad de Siegen, en el oeste del país. Los empleos perdidos no fueron remplazados en ninguna parte de Alemania del este
.
En 2000 la aldea –en manos de una empresa encargada de gestionar y restructurar los bienes heredados de la antigua RDA– fue cedida a inversionistas privados por un simbólico marco, recuerda Kroll.
Los propietarios, dos hermanos que pidieron el anonimato, no han hecho nada para frenar el declive de las propiedades del lugar, en avanzado deterioro, y que necesita una renovación y saneamiento
, como se menciona en el folleto de venta. Algunos habitantes ni siquiera tienen un contrato de alquiler formal.
Salvo una familia, todos los que integran la comunidad son ancianos. Estoy jubilado, mi vecino está jubilado, ellos también, los dos están jubilados
, enumera Urbanek, señalando a una pareja al otro lado de la calle.
La salida a subasta quizá pueda suponer una oportunidad para Alwine, pues ningún municipio de los alrededores está dispuesto a invertir, y los habitantes no tienen suficiente dinero como para sufragar los enormes gastos necesarios para su supervivencia.
Los residentes de regiones económicamente infradesarrolladas se sienten abandonados a su suerte
, afirma Andreas Claus, alcalde independiente de la ciudad de Ubigau-Wahrenbruck, de la que depende la aldea.
En la actualidad, en el este del país, la prosperidad del oeste sigue estando lejos de alcanzarse, tanto en materia de salarios como de pensiones.
Un desencanto que explica, en parte, el éxito del partido de ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD) en los comicios legislativos del pasado 24 de septiembre.
En Ubigau-Wahrenbruck, el AfD recabó 22.9 por ciento de los votos, casi el doble de la tasa nacional.
Los habitantes de la aldea Alwine aguardan saber si tienen un nuevo propietario. Pero aún habrá que esperar para conocer si los beneficiará o no, insiste Claus. Lo que preocupa es que no pase nada
.