Las zonas de Polanco e Interlomas registran la mayor demanda de vivienda tras el sismo de septiembre, mientras muchas empresas ubicadas en edificios de clase B migraron y buscan inmuebles de clase A, que son más altos pero con mayor seguridad para los usuarios, señalaron especialistas en bienes raíces.

En el encuentro 7S/19S Sismos y estructuras resilientes, lecciones aprendidas, conciencia y prevención, organizado por el Urban Land Institute (ULI) y Langan International, señalaron que 35 de los 44 edificios que colapsaron tenían malas estructuras –como losa plana–, estaban ubicados en esquina o presentaban alguna irregularidad en su construcción.

A ellos se sumaron más de mil 800 propiedades seriamente dañadas, en su mayoría residenciales, de las cuales 35 del sector corporativo, comercio, usos mixtos e industrial enfrentan riesgos de colapso y otros daños importantes, y únicamente seis se derrumbaron, principalmente oficinas.

De los inmuebles colapsados, 90 por ciento, es decir, 40, se construyeron antes de 1985, por lo que la única forma de amortiguar el impacto de eventos catastróficos y súbitos es mediante la conciencia y la prevención, subrayó Blanca Rodríguez, presidenta de ULI México.

Juan Pablo Vázquez, director de Gómez Vázquez International, propuso crear una certificación Safety –similar a la LEED– que garantice la seguridad de los usuarios.