Rey Vargas estaba presionado antes de la contienda ante el colombiano Óscar Negrete en Nueva York el pasado 2 de diciembre. Piensa que tal vez por eso pudo parecer incómodo con el trabajo a distancia que mantuvo con su mánager, Ignacio Beristáin, para esta cita.

No estuvo todo el tiempo en su preparación, al menos no de forma física, pero habían establecido un acuerdo de trabajo minucioso. Beristáin tenía al mismo tiempo el compromiso de preparar a Julio César Chávez júnior en Los Ángeles.

No tenemos inconvenientes con Nacho (Beristáin), asegura Vargas un par de días después de defender con éxito su campeonato mundial supergallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB); no estuvo todo el tiempo, pero eso no fue problema, sólo fue necesario acordar tiempos, pero es el tipo de personas que uno necesita en el equipo.

La popularidad y eficacia hacen de Beristáin un profesional muy solicitado –concede Vargas–, pero eso mismo le exige poder trabajar con varios pupilos de manera simultánea.

Después de la pelea ya tengo menos presión, explica; puedo hablar más tranquilo con Nacho, pero sólo para acordar los tiempos y lugares; no tengo duda de que voy a continuar con él.

Vargas tiene confianza en que Beristáin también reconoce el potencial del peleador para no dejarlo varado, aun cuando tiene otros bajo su responsabilidad. Es –resume– un acto de confianza y compromiso mutuo.

Es claro que tienen un proyecto sólido como equipo –continúa–, porque lo que sigue es pugnar para que los promotores les paguen salarios que consideran justos.

Beristáin tiene mucha experiencia y autoridad para reclamar mejores pagos, cuenta Vargas, quien también está aprendiendo a gestionar la carrera.

Beristáin ha hecho público que los sueldos que pagan a Vargas no corresponden a un campeón del mundo en peso supergallo, además que va invicto.

Promociones del Pueblo llegó a un acuerdo con Golden Boy y que me pagarían mejor, pero eso no ocurrió. Desde que peleé por el título no se cumplió, se queja; es una burla lo que me pagan, porque una promotora tiene, supongamos, cien peleadores, si me voy no les afecta, porque hay otros 99, pero yo sólo tengo una carrera y si se acaba no tengo más.