De forma atropellada y en medio de la incertidumbre de trabajadores, se concretó ayer la mudanza del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a sus oficinas originales, en Monterrey 50.

Por vencimiento de contrato de arrendamiento, los empleados, de última hora, tuvieron que dejar sus oficinas en Benjamín Franklin 84, que los albergó por casi una década, y donde el instituto del sol azteca ha vivido su debacle electoral, frenada tan solo por sus alianzas con el Partido Acción Nacional.

Sin tener certeza sobre el lugar que ahora ocuparán, desde temprano, sindicalizados y trabajadores de confianza se encargaron de trasladar sus cosas y equipos por su propia cuenta, porque la dirigencia del partido no les proporcionó apoyo para la mudanza. Eso sí, al mediodía se había informado que todas las pertenencias de la presidenta del partido, Alejandra Barrales, ya habían sido sacadas, entre ellos los muebles con los que redecoró lujosamente su oficina apenas tomó posesión del cargo.

Hasta anoche se desconocía si a la ex líder sindical se le habilitaría una oficina en la sede del partido, puesto que debe dejar el cargo, por mandato del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el 9 de diciembre, por su doble puesto, de dirigente y senadora, que ocupó de forma simultánea. Al final, dijo uno de los empleados, no creo que le preocupe, a ella siempre le ha gustado despachar desde el Hilton (Alameda).

A los trabajadores del PRD se les informó, entre martes y miércoles, que debían acelerar la mudanza, porque a partir de este primero de diciembre ya no podrán entrar a ese inmueble. Se explicó que se canceló el contrato por alrededor de un millón 400 mil pesos mensuales de renta, como medida de austeridad.

Entre tanto, trascendió que Alejandra Barrales se encontraba en Guadalajara, Jalisco, para intentar convencer al edil Enrique Alfaro que fuera candidato del Frente Ciudadano por México a la gubernatura del estado, y no únicamente de Movimiento Ciudadano.