La divina ilusión, del quebequense Bouchard, concluye temporada en el teatro La Capilla
Muestra la vigencia del teatro cuando hay una vuelta al oscurantismo, opina Boris Schoemann
Martes 21 de noviembre de 2017, p. 8
La tensa relación entre la Iglesia católica y el teatro, las diferencias entre estratos sociales, así como el tema de los derechos humanos para la clase proletaria articulan la obra La divina ilusión, de Michel Marc Bouchard.
Con dirección escénica de Boris Schoemann, el montaje está a cargo de la Compañía Los Endebles. Hoy es la última función de la temporada que comenzó con el estreno del pasado 4 de septiembre en el teatro La Capilla.
En entrevista con La Jornada, Schoemann explica que la pieza de Bouchard “parte de una anécdota real: la visita de una gran actriz francesa, Sarah Bernhardt a Quebec, en 1905; esta situación le sirvió para hacer una fábula alrededor del poder, de la vigencia del teatro en un mundo tan oscuro y regresar al oscurantismo como parece ser hoy.
“En la actualidad –prosigue el director– las cosas no han cambiado mucho y seguimos con los mismos problemas. En la obra, Sarah Bernhardt se percata de toda la pobreza y de la explotación del hombre por el hombre, del capitalismo naciente, de las fábricas insalubres donde trabajan niños y mujeres.
“Sobre todo se va a dar cuenta de que el arzobispo de Quebec prohíbe a las personas ir al teatro a verla, porque como judía representa pasiones mundanas; entonces los espectadores comienzan a revender sus boletos y esto llama la atención de ella y hace dos declaraciones muy fuertes; una es sobre los retrasos de la sociedad quebequense, que vivía bajo el yugo de la religión y por eso no tenían artistas ni pintores ni escultores ni nada.
También hace una defensa del teatro como parte de la vida, de la filosofía, de la política y de muchas cosas que ese arte toca.
Bouchard, de acuerdo con Schoemann, rinde homenaje al teatro. Hace ver los lados oscuros de los mundos de la fábrica y del empresario teatral, así como el de los curas, donde lo más importante es que ahí han sucedido cosas muy entrampadas con la Iglesia, por las autoridades eclesiásticas, debido a cuestiones de pederastia y abuso a niños en los seminarios
.
La divina ilusión, que permite resignificar el acto de la creación escénica, está a cargo de Los Endebles, una de las compañías más constantes y reconocidas en el ámbito teatral del país.
En opinión del director, el trabajo de Bouchard logra conectar con el público por lo dramático de sus planteamientos y porque juega con el amor, la familia y la religión.
Hay una mezcla de temas y lo hace con gran sentido del humor, con una visión de los personajes y eso permite que el público pase un momento hilarante, absolutamente dramático con gran fluidez.
Realizar este montaje significa para la compañía y para su sede, el teatro La Capilla, la oportunidad de regresar a sus orígenes: al teatro de gran formato. El elenco de La divina ilusión lo integran 11 actores, de los cuales casi todos han participado con anterioridad en montajes de Los Endebles, al igual que el cuerpo de creativos.
La obra, coproducida por Los Endebles y Petit Comité Teatro, gira en torno a Sarah y los jóvenes seminaristas –Michaud, hijo de buena familia y entusiasta del teatro, y Talbot, joven enigmático proveniente de una familia pobre– quienes comunicarán a la divina Sarah que ni ella ni su teatro son bienvenidos para la Iglesia.
Mientras los dos jóvenes se van involucrando en su mundo, sus vidas cambiarán para siempre a partir de su encuentro con la diva teatral.
En el montaje participan Pilar Boliver, Miguel Conde, Miguel Corral, Dali González, Gabriela Guraieb, Olivia Lagunas, Constantino Morán, Carmen Ramos, Servando Ramos, Eugenio Rubio y Mahalat Sánchez.
La divina ilusión, dirigida por Boris Schoemann, concluye temporada hoy en La Capilla (Madrid 13, colonia Del Carmen, Coyoacán); función a las 20 horas.