Concentración de C02, elevación de aguas y retroceso de hielos, en niveles récord
En el siglo XXI, 16 de los 17 años más calurosos desde 1882; en Rusia la temperatura subió 6ºC
Incremento de metano, uno de los causantes del efecto invernadero, entre signos más alarmantes
Sábado 18 de noviembre de 2017, p. 29
Los principales indicadores del calentamieto global (concentraciones récord de CO2, elevación del nivel de las aguas y retroceso de los hielos), son cada vez más alarmantes y ponen en evidencia la urgencia de actuar, constató ayer la conferencia 23 de Naciones Unidas sobre cambio climático.
El planeta volverá con toda probabilidad a registrar un año caluroso en 2017, después de que en 2016 sufrió el fenómeno de El Niño y batió todos los récords registrados hasta la fecha, desde que empezaron a registrarse las temperaturas.
El año pasado hubo una temperatura superior en cerca de 1.1ºC respecto a la media de la era preindustrial, según la Organización Meteorológica Mun-dial (OMM).
El siglo XXI cuenta ya con 16 de los 17 años más calurosos desde que empezó el registro de temperaturas, en 1880.
En el Ártico, la extensión del hielo estival de 2016 fue la segunda más reducida jamás registrada (4.14 millones de kilómetros cuadrados, por detrás de 2012). En algunas regiones de Rusia, la temperatura fue 6ºC o 7ºC superior a lo normal.
En el otro extremo de la Tierra, en la Antártida, la banquisa ( o hielo marino ) perdió en la primavera austral (noviembre) casi 2 millones de kilómetros cuadrados respecto a la media de los 30 últimos años: era de 14.5 millones de kilómetros cuadrados en 2016 y de 16.35 millones entre 1981 y 2010.
Las grandes ciudades, por el efecto de las islas de calor
generadas por el hormigón y el asfalto, podrían ganar hasta 8°C adicionales de aquí a 2100.
Las emisiones de CO2 (gases de efecto invernadero) aumentarán 2 por ciento en 2017, respecto a 2016, lo que representa un dato inquietante, luego de tres años (2014, 2015 y 2016) en los que se registró una cierta estabilidad, según el estudio anual que realiza Global Carbon Project.
La concentración de los tres principales gases de efecto invernadero –dióxido de carbono (CO2), metano y oxido nitroso– alcanzó nuevos máximos en 2016.
Mientras en 2015 era de 400 partes por millón (ppm), el CO2 en la atmósfera alcanzó 403.3 ppm en 2016
y representa 145 por ciento con relación a la era preindustrial
, según la OMM; el nivel más alto en 800 mil años.
Los investigadores han alertado también sobre un auge del metano, que tiene un efecto invernadero mayor que el CO2.
En tanto, el nivel de los mares ha crecido entre 25 y 30 por ciento más rápido de 2004 a 2015 que entre 1993 y 2004.
Este incremento podría intensificarse a medida que los glaciares y casquetes glaciares se deshielen (Antártida, Groenlandia).
El alza es más rápida en algunos puntos, como el Pacífico y el océano Índico.
Catástrofes naturales
El calentamiento favorece episodios meteorológicos extremos, en particular sequías y olas de calor, señala un estudio de la OMM.
Según climatólogos, las sequías, incendios forestales, inundaciones y huracanes debidos a las alteraciones del clima se han duplicado desde 1990.
Al mismo tiempo, la frecuencia de las tormentas extremas se ha triplicado en el Sahel por culpa del calentamiento global, advierto otro estudio.
Más olas de calor
Aunque el alza de temperaturas mundiales se limite a 2ºC, las mortíferas olas de calor se volverán más frecuentes, especialmente en las zonas tropicales.
Según el Banco Mundial, las pérdidas vinculadas con los desastres naturales ascende-rán a 520 mil millones de dó-lares al año y arrastrarán a 26 millones de personas a la pobreza anualmente.
Sitios naturales afectados
El cambio climático ha duplicado el número de sitios naturales patrimonio de la humanidad que están amenazados de desaparición, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
De los 241 sitios naturales clasificados en el Patrimonio Mundial de la Unesco, 62 están amenazados por el cambio climático
en 2017, contra 35 en 2014 (de 228).
Asimismo, de las 8 mil 688 especies amenazadas, 19 por ciento (mil 688) se ven afectadas por el cambio climático, tanto por las temperaturas como por los fenómenos extremos que éste entraña.
La Gran Barrera de coral ha registrado su peor episodio de blanqueo por segundo año consecutivo. Además, los corales que se hayan visto afectados dos años seguidos no podrán recuperarse, según científicos australianos.
Un aumento de las temperaturas (superior a 1.5ºC, ambicioso límite incluido en el acuerdo de París), traería consigo una alteración de los ecosistemas de la cuenca mediterránea, inédita en 10 mil años.