Después de vivir 48 años en Estados Unidos, Saúl Lara fue deportado en febrero de este año por una falta administrativa que cometió 22 años atrás. Sin un documento que avalara su identidad, llegó a la Ciudad de México, donde no tenía familiares o conocidos que le dieran cobijo.

El hombre de 52 años es uno de los más de 200 migrantes a los que ayer el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa, entregó apoyos económicos por 6 millones 690 mil pesos para proyectos productivos, especialmente la apertura de pequeños negocios.

Con la ayuda de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec), Saúl vivió durante cinco meses en un albergue del gobierno capitalino, obtuvo su acta de nacimiento, la credencial para votar y otros documentos, así como un trabajo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Ahora abrirá una tortillería junto con un amigo y dará mantenimiento a los helicópteros Cóndor de la Secretaría de Seguridad Pública local, empleo que le ofreció Mancera Espinosa durante la entrega de apoyos y que le permitirá ejercer el oficio que aprendió y ejerció en el vecino país del norte, específicamente en Maryland, donde tomó cursos de aeronáutica militar y civil.

No tengo idea de cuánto puedo crecer, pero sí se puede, con la ayuda de las organizaciones y del gobierno. Le agradezco mucho a la Ciudad de México que apoya a todos los migrantes para iniciar una nueva vida.

–¿Va a aceptar el empleo que le ofreció el jefe de Gobierno? –se preguntó a Saúl.

–Absolutamente, quién no iba a aceptar ser mecánico para el gobierno. Sí, absolutamente.

En el acto realizado en el Centro de Formación Docente y Escuela para Padres de la capital, Mancera Espinosa, acompañado de la titular de la Sederec, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, entregó 217 cheques por 30 mil pesos para proyectos individuales y dos más por 90 mil pesos para proyectos familiares, recursos del Fondo de Apoyo a Migrantes que opera de manera descentralizada en 28 entidades del país.

Duras historias

En su discurso reiteró que su administración defenderá los derechos de los migrantes mexicanos que se encuentran en Estados Unidos. La verdad es que las historias son muy duras, cuando después de muchos años separan a una madre o a un padre de sus hijos. No quisiera imaginarme un caso de esos.

Por ello, dijo, la capital del país se esta construyendo como una ciudad hospitalaria, de allí que en la central camionera, en el aeropuerto, siempre estamos buscando captar a las personas que necesitan ayuda, para dar alimentación, atención médica y un lugar donde dormir.

De su lado, Rodríguez Velázquez manifestó que a quienes criminalizan la movilidad de las personas buscando limitar el ejercicio de sus derechos, les decimos con orgullo que en la Ciudad de México hemos optado por una política que atiende y defiende el derecho a migrar y que toda persona con movilidad humana, independientemente de su situación jurídica, tiene la protección de la ley, porque migrar no es un delito, migrar es un derecho.