Madrid. Después de una tensa y crispada junta extraordinaria de accionistas, el presidente ejecutivo del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, anunció que dejará el cargo al próximo 31 de diciembre en favor de Manuel Polanco, hijo del fundador del emporio mediático Jesús de Polanco. Tras una caída en el valor bursátil de la empresa de 80 por ciento desde que asumió el cargo, al pasar de 3 mil millones de euros a sólo 200, algunos accionistas y consejeros arremetieron sin piedad contra la gestión de Cebrián, al que incluso tildaron de cáncer del consorcio. A finales del siglo pasado y en la primera década del actual, el grupo Prisa era uno de los emporios mediáticos más poderosos del planeta y con una expansión en auge, sobre todo en su principal área de influencia, que por el idioma y sus redes políticas y empresariales era América Latina. Jesús Polanco, editor que convirtió a Prisa en una maquinaria de ganar dinero, murió de cáncer en 2007, cuando ya la empresa había ampliado sus redes corporativas en España, Portugal, Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Argentina y Chile, entre otros. Su negocio eran los medios de comunicación, pero también el editorial, que fueron expandiendo de la mano de su red de influencia sustentada en su buque insignia, el diario El País, y del resto de sus medios de comunicación electrónicos, como la Cadena Ser, Radio Caracol, la XEW, etcétera. También mediante sus negocios editoriales, que en los últimos años y tras la caída en picada de su valor bursátil, ha tenido que ir vendiendo poco a poco. Actualmente posee Santillana, lo que muchos en el grupo consideran la joya de la corona y que diversos consejeros han propuesto vender para paliar la ingente deuda financiera que asfixia las cuentas del grupo, de más de 2 mil 400 millones de euros.