Integrantes de la Asamblea General Politécnica señalaron que en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) hay grupos que con su estructura de corrupción política y sindical insisten en mantener el control de la casa de estudios que perdieron en 2014 e impiden el nacimiento de una nueva institución para el siglo XXI, comprometida con el desarrollo educativo nacional y la democratización genuina para el periodo 2017-2020.

Las dirigencias corruptas de la sección 60 de los sindicatos Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (STIPN), en comparsa con ex directores generales, se aferran en mantener sus antiguos privilegios.

En un pronunciamiento señalaron que contrariamente a un sistema incluyente y democrático en el IPN, la agenda política de los dirigentes de la sección 60 del SNTE frena los trabajos para la organización del congreso nacional de esa institución, pues realizarla significaría la cancelación del actual control corporativo y los beneficios percibidos a cuestas de la comunidad docente y personal administrativo del instituto.

Disputa por la dirección

Indicaron que el STIPN disputa la dirección general del Politécnico, cuya administración, a cargo de Enrique Fernández Fassnacht, concluye el 18 de noviembre, aunque el funcionario podría ser ratificado por el presidente Enrique Peña Nieto para un segundo periodo.

Expresaron que en 2015 el Stipn presentó una iniciativa para integrar la comisión organizadora del congreso sobre una política excluyente, ya que su propuesta era de 16 integrantes con perfiles de profesores con 10 años de antigüedad y tiempo completo, titulares c y excluía a parte de la comunidad estudiantil al proponer que sólo podrían participar quienes cursaran los últimos semestres. Lo mismo ocurrió, agregaron, para proponer al personal de apoyo y asistencia a la educación.

También cuestionaron la consulta que la Comisión Organizadora del Consejo Nacional Politécnico, la semana pasada, cuyos resultados se entregaron en Los Pinos.

Reiteraron que la apuesta de la asamblea general es la transformación democrática de sus instrumentos normativos mediante el Congreso Nacional Politécnico.

Sabemos que tanto las corruptas diligencias sindicales como los ex directores generales intentarán todo lo posible por cancelar esa posibilidad. Es esa estructura política la que desestabilizó al IPN y detonó contra ella el movimiento de 2014. Nuestra lucha es por ver nacer un Politécnico del siglo XXI que esté a la altura del compromiso ético, social, científico y tecnológico global que permita una educación y un desarrollo sostenibles en el nuevo siglo para las presentes y futuras generaciones, afirmaron.