El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó ayer que la economía mexicana crecerá 2.1 por ciento en 2017 y el consumo privado será el principal motor de la actividad, respaldado por las exportaciones manufactureras, mientras la inversión se ha mantenido débil, en medio de la incertidumbre, por el futuro de las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos.

El mayor riesgo doméstico viene de la incertidumbre sobre el panorama político por las elecciones generales de 2018, que podrá afectar de forma adversa el clima de inversiones, advirtió.

La evaluación anual del organismo financiero internacional plantea que el crecimiento se desacelerará ligeramente en 2018, antes de que retome velocidad, en la medida en que se disipe la incertidumbre.

El FMI explicó que la inflación general anual se ha acelerado a más de 6 por ciento (con la inflación subyacente anual en casi 5 puntos porcentuales), lo cual refleja principalmente la reciente liberalización de los precios de las gasolinas.

Los directores del organismo recomendaron seguir fortaleciendo el marco fiscal, incluyendo poner énfasis en el nivel de deuda deseado y limitar el uso de la cláusula de circunstancias excepcionales.

Resaltaron la necesidad de priorizar reformas encaminadas al buen gobierno, seguridad, estado de derecho y combate a la informalidad.

Sugirieron también que la transferencia ocasional del remanente de operación del Banco de México al presupuesto federal se use totalmente para reducir los requerimientos financieros del sector y la deuda pública.

Los directores consideraron que la pausa actual en el ajuste monetario es apropiada. Señalaron que la política en la materia podría relajarse cuando la inflación se encuentre firmemente en trayectoria descendente y las expectativas de inflación estén bien ancladas, pero apremiaron a las autoridades a evaluar cuidadosamente los riesgos y asegurar que las decisiones de política económica sigan basadas en el desempeño de los indicadores.

Aconsejaron continuar con las mejoras en la comunicación de la política monetaria. Estuvieron de acuerdo en que el tipo de cambio flexible debe seguir desempeñando un papel clave para ayudar a que la economía se ajuste ante posibles choques externos.

Reconocieron la resiliencia del sector financiero y recomendaron que se continúe fortaleciendo mediante la reforma regulatoria. Expresaron que la nueva política nacional de inclusión financiera ayudaría a mejorar el acceso a los servicios para los hogares de bajos ingresos y pequeñas empresas, aunque, apuntaron, se necesitan más esfuerzos en ese sentido. Aconsejaron perseverar en la implementación de la agenda de reformas estructurales.

En la evaluación anual del Directorio Ejecutivo del FMI sobre la economía mexicana en 2017, subrayaron la importancia de mejorar la eficiencia de las instituciones judiciales y apremiaron a implementar el Sistema Nacional Anticorrupción.

El fortalecimiento del estado de derecho y la mejora en la aplicación de las leyes antidiscriminación, destacaron, podrían ayudar a reducir la desigualdad de género y a elevar la participación de las mujeres en la fuerza laboral.

Instaron a las autoridades a abordar cualquier deficiencia que pueda identificarse en la evaluación de la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.

El FMI prevé que tanto la inflación general como la subyacente convergerán gradualmente hacia el objetivo a finales de 2018, mientras las expectativas de mediano plazo permanezcan bien ancladas.