Permitirá estudiar una brecha que ha acumulado energía desde hace 100 años
Puede ser la antesala de una era instrumental que permita crear sistemas de alerta sofisticados
Lunes 13 de noviembre de 2017, p. 9
Científicos del Instituto de Geofísica de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y de Kioto, Japón, instalan una red sismogeodésica en el fondo oceánico de las costas de Guerrero, en la llamada brecha sísmica, la cual se ubica entre las poblaciones de Acapulco y Zihuatanejo.
En esa área hay un particular interés de estudio, pues existe una brecha sísmica desde hace más de 100 años y no se ha registrado un temblor de magnitud mayor a 7, por lo que existe gran acumulación de energía que no ha sido liberada. Por ello podría haber un terremoto de gran magnitud, según expertos.
Víctor Manuel Cruz Atienza, investigador del Instituto de Geofísica y líder del proyecto por la delegación mexicana, indicó que uno de los objetivos de éste es emprender un esfuerzo para tener mayor instrumentación en la brecha mencionada.
Explicó que la colocación de la red de observación es parte del proyecto Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en las costas del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres, que llevan a cabo ambas universidades.
Esto podría ser, dijo, la antesala de una era instrumental en México que permita hacer ciencia y desarrollar sistemas de alerta altamente sofisticados.
Se prevé la elaboración de mapas de riesgo, cuyos resultados proporcionarán información útil para diseñar o modificar los reglamentos de construcción. El objetivo es que, a partir de los datos recibidos por esa red de observación, se generen modelos computacionales sobre terremotos y tsunamis para cuantificar el peligro asociado.
Con el proyecto, apuntó, iniciado hace tiempo, las nuevas estaciones permitirán analizar mejor, como nunca antes en México, los procesos tectónicos para cuantificar el potencial sísmico de la brecha.
Cruz Atienza expresó que se abre la posibilidad de instrumentalizar no sólo ese segmento de la brecha sísmica de Guerrero, sino también su porción al sureste de Acapulco –epicentro del terremoto de 1957, donde podría ocurrir una ruptura importante–, o en el istmo de Tehuantepec, donde también hay una abertura sísmica preocupante.
El investigador de la UNAM promueve que el gobierno mexicano apoye la instalación de una red de instrumentos cableados, sismómetros y sensores de presión en el fondo del mar, de tal forma que si hay un terremoto grande y un levantamiento del fondo oceánico se detecten inmediatamente para la alerta oportuna.