¿Que demonios es el populismo?
a descalificación a AMLO como populista ha encontrado en la prensa extranjera aliados. La prestigiada revista británica The Economist, llega incluso a afirmar que a pesar de la admiración que AMLO dice tener por Lázaro Cárdenas, éste fue un constructor de instituciones y no un populista. Cárdenas fue tachado de demagogo y populista en su tiempo y por otras tres generaciones de reaccionarios.
Es muy difícil definir que se quiere decir exactamente con populismo: la respuesta que Obama, entonces presidente de EU, dio al presidente de México, Enrique Peña Nieto, cuando este advirtió que había una amenaza populista para su país. “Sí por populismo se entendiera luchar por la justicia social –comentó Obama. Por la distribución de cargas fiscales y por un estado de bienestar, yo soy un populista”.
Una característica del populismo, es que convoca a las masas más pobres, incluso a la gente más marginal y miserable, pero la gente que acude a votar por AMLO es, en su mayoría, de clase media y media baja. Quizás podría tacharse de populista, en el peor sentido de la palabra, a los partidos conservadores de México, particularmente al PRI, que compra masivamente votos con alimentos o dinero y presiona a la gente condicionando los programas sociales. El PRI ha creado clientelas desde hace decenas de años, prometiendo a la gente ventajas o mejorías que después no se realizan.
La condena a la propuesta de AMLO falla en dos puntos esenciales: no examina en serio el desempeño de AMLO en el Gobierno de Ciudad de México (2000-2005) y tampoco su proyecto para el periodo 2018-2024.
Plenus, en 2011, realizó un estudio comparativo entre el gobierno de AMLO, el de Marcelo Ebrard (2006-2011) y el de EPN (2006-2011), como gobernador del estado de México. AMLO superó a los otros dos referentes. AMLO obtuvo 82 por ciento de aprobación en el DF (Mitofsky 2005).
Por lo que toca a su programa de gobierno para 2018-2024, AMLO propone impulsar el mercado interno y la competencia económica justa y equitativa, eliminando las prácticas monopólicas. Propone una política de austeridad y racionalidad en el gasto público. Emplear recursos dilapidados por la corrupción y el burocratismo en impulsar el crecimiento económico y promover la inversión de millones de emprendedores y empresas nacionales de alto impacto.
Si se examinan estos dos referentes, indispensables para hacer una buena crítica del proyecto de AMLO, nos daremos cuenta que acusarlo de populista es una mentira instrumental. Una argucia para engañar a quienes vamos a votar en 2018. Ahora digamos ¿Quiénes son los verdaderos populistas?
Twitter: @ortizpinchetti