Con 60 votos en favor, la Asamblea Legislativa (ALDF) aprobó el nombramiento de Nashielli Ramírez Hernández como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (CDHDF) capitalina por un periodo de cuatro años.

El dictamen, votado por unanimidad horas antes en la Comisión de Derechos Humanos del órgano legislativo, se aprobó en el pleno sin discusión ni posicionamientos de los grupos parlamentarios, y enseguida se citó al recinto a Ramírez Hernández para rendir la protesta de ley y asumir de inmediato la presidencia del organismo, una vez que el pasado sábado concluyó la gestión del Perla Gómez Gallardo.

En entrevista posterior, la comisionada señaló que una de las primeras tareas de la CDHDF será acompañar el proceso legislativo para expedir la ley del programa de reconstrucción, a fin de asegurar que se considere en dicho ordenamiento el derecho a la ciudad, estipulado en la Constitución Política de la Ciudad de México.

Otras de las primeras rutas de trabajo, además de hacer una revisión del organismo y del clima laboral, será la elaboración del presupuesto para el próximo año, en el que ya se trabaja, y resaltó el compromiso con la ALDF de trabajar muy de cerca en el proceso de elaboración de las leyes emanadas de la Constitución y la armonización del marco normativo existente a lo que dispone el texto constitucional.

Asimismo, se pronunció respecto de las disposiciones en el Código Penal en materia de ataques a la paz pública y ultrajes a la autoridad, en particular este último, sobre el que algunos grupos parlamentarios se han manifestado en contra de su derogación, como recomendó la CDHDF al advertir que han sido utilizados para criminalizar la protesta, y se han presentado iniciativas para mantener el tipo penal con algunas adecuaciones.

Respecto de los señalamientos de trato selectivo, que fue uno de los argumentos de organizaciones de la sociedad civil para oponerse a la relección de Gómez Gallardo, la comisionada señaló que el trabajo se centrará en las víctimas; tiene que ser báiscamente caso por caso, pero nunca perdiendo que en el centro esté la víctima.