Más de un año puede transcurrir para obtener el diagnóstico de artritis cuando se presenta en niños (artritis idiopática juvenil). Los médicos no piensan en esta enfermedad aunque afecta a 20 de cada cien mil menores, aseguró Enrique Faugier, reumatólogo pediatra del Hospital Infantil de México Federico Gómez (HIMFG).

Sin diagnóstico ni tratamiento, los pacientes sufren secuelas discapacitantes e irreversibles. Para evitarlas se requieren terapias individualizadas de alta especialidad. Aquí, puntualizó, no cabe recetar lo que hay en la farmacia. Se debe prescribir el fármaco adecuado y las dosis específicas en cada caso, puntualizó.

En conferencia de prensa, el especialista informó que el Colegio Mexicano de Reumatología otorgó al HIMFG el reconocimiento como centro de excelencia en el tratamiento de esta enfermedad. Es el primero y único en el país que trabaja con base en el modelo conocido como treat to target, cuyo principal objetivo es mejorar la calidad de vida de los afectados.

Lo primero es realizar el diagnóstico temprano. Asociar el dolor e inflamación de cuatro o más articulaciones, que persiste por más de seis semanas, con la artritis idiopática juvenil. Faugier reconoció la dificultad de esta tarea porque no existe una prueba clínica que indique la presencia de la enfermedad.

Descartar otros padecimientos

El diagnóstico se obtiene luego de descartar otros padecimientos o situaciones. Y es que con frecuencia el dolor se asocia con el crecimiento de los niños o con golpes, y en otros casos también es posible vincularlo con complicaciones de infecciones de vías respiratorias.

La artritis idiopática afecta a menores de 16 años. La mayoría de los casos entre uno y tres años de edad. El síntoma característico es el dolor e inflamación de articulaciones. Otros que se derivan son la rigidez matutina y la presencia de nódulos subcutáneos.

En cualquier caso, subrayó, se requiere la evaluación de un reumatólogo pediatra. Aseguró que un manejo adecuado con los medicamentos biológicos disponibles, el apego al tratamiento y la vigilancia médica constante garantiza la mejoría de los síntomas, sobre todo la desaparición del dolor y la recuperación de la movilidad física.

Incluso, luego de dos años de tratamiento, es posible para alrededor de 30 por ciento de los pacientes que suspendan el consumo de medicamentos. También hay un 20 por ciento de niños con el padecimiento que en la edad adulta continuarán con la enfermedad, indicó.