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La poeta presenta en Londres la revista Litro, que dedica número a Latinoamérica

El zapoteco es música, sube y baja; con la pura voz dice cosas: Natalia Toledo
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“Zapoteco es diidxazá. Diidx, quiere decir palabra y azá nube; yo hablo nube”, expresó Natalia Toledo en la presentación en la capital británica de una revista que incluye poemas de su autoríaFoto Cecilia Diego
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Lunes 6 de noviembre de 2017, p. 8

Londres.

La poeta Natalia Toledo se encuentra en Londres para la presentación de la revista Litro, en un número dedicado a Latinoamérica.

Hay muchas cosas que impresionan de la mexicana en su indumentaria gótica autóctona. La forma en que combina el terciopelo oscuro que contrasta y da balance a la riqueza colorida de los textiles oaxaqueños es una. El par de camarones de oro de ocho centímetros de largo que cuelgan a cada lado de su cara con ojos de asombro es otra. Todo esto se traduce en un magnetismo que ocasiona que extraños interactúen con ella en las calles londinenses, un acto poco británico.

Es un día soleado de otoño, que hace ver a la ciudad más fotogénica que nunca. Natalia lleva en las manos un ramo de rosas tricolor. Amarillo, lila y rosa se difuminan en los pétalos. Explica que eran los colores favoritos de su mamá. Se dirige al Támesis a dejarle una ofrenda por su segundo Todos Santos. Cuenta que a ella no le gustan las flores, porque un novio le regaló tantas que la hartó, pero a su mamá sí le gustaban. Y a la poeta le sale la tristeza.

Narra con ansiedad la tragedia de los temblores en México que afectaron los dos lugares que habita, Juchitán y la capital. Explica el cansancio, el efecto postraumático, la intensidad de las labores de apoyo en que se ha involucrado. Describe con pasión la solidaridad y el comportamiento de la población, sobre todo de los niños. “Binni birí, binni birí (gente hormiga, gente hormiga)”, dicen en Juchitán los pequeños con entusiasmo antes de ponerse a ayudar.

El hilo narrativo del reciente número de la revista Litro es rompiendo fronteras, y reúne una variedad de escritores y géneros. La publicación se presentó en la sala T S Eliot del Edificio del Conocimiento de la Biblioteca Británica en la noche de brujas.

“Hablo zapoteco, una de las 68 lenguas originarias de México. Zapoteco es diidxazá. Diidx quiere decir palabra y azá nube; yo hablo nube”, dijo Natalia como inicio poético de su lectura.

Paso mis días sobre las mejillas y los brazos de los muertos/ Aquí en esta casa ya no quedan mejillas ni brazos/ Nuestros padres migraron y con ellos nuestros corazones, continúa el poema publicado en zapoteco, español e inglés, uno de los dos textos de su autoría que se incluyen en la revista que dirige Erik Akoto, editada en forma especial por la escritora mexicana Chloe Aridjis.

El acto, que contó con el apoyo del Instituto Cervantes de Londres, fue dominado por Natalia, quien iluminó el recinto con la musicalidad del zapoteco, en traducción al español por ella misma y al inglés por Diego Gómez Pickering, en lectura de Aridjis.

Natalia dedicó un poema a dicho autor británico-estadunidense, a quien admira, explica, porque al leer La tierra baldía se dio cuenta de que él se preguntaba: ¿qué queda de estos escombros?, lo traduje como cascajos y lo comparé con mi cultura porque me hizo pensar: ¿qué soy?, ¿qué queda?

Aprendí a hablar español cuando cumplí ocho años, al irme a vivir a la Ciudad de México. Zapoteco es el idioma que siempre hablé con mi madre, explica la poeta, a quien desplazarse entre París, la Ciudad de México y Juchitán le ha dado una amplia gama que explorar, para quedarse más cerca del lado juchiteco, que explota con creatividad.

Diseña y vende textiles y joyería, como los inmensos aretes-camarones mencionados, pues es muy difícil vivir de la poesía, añade. También enseña zapoteco y viaja por México y el extranjero para dar talleres sobre esta lengua.

“Empecé a escribir en español y después me di cuenta de que había que hacer el esfuerzo de escribir en zapoteco. ¿Es esto un acto político? Siempre dicen que lo que hacen las minorías es político. Soy una mujer, es político; soy indígena, es político, y así le vamos sumando las fortalezas, porque yo no las veo como debilidades.

Por supuesto, escribir en zapoteco es una postura. Me parece importante que si pasaron tantos siglos y estas lenguas se siguen hablando en las comunidades, es increíble que no les hagamos caso y no pongamos las culturas mexicanas donde merecen estar.

Sobre si ve como misión promover el zapoteco, dice: hum, ¿misionera?, ¿qué no es eso una postura?, y explota la carcajada.

Sobre su proceso creativo explica: escribo en zapoteco y luego me traduzco en español, pero te confieso que soy mañosa, porque a veces puedo iniciar un poema español e irme al zapoteco, y luego irme al español. A veces se vuelve una locura. Natalia cuenta también que otra cosa apasionante del zapoteco es el tono, que se pierde en lo escrito en muchos idiomas. En esta lengua, “cuando lo lees lo ves, hay dobles vocales, hay vocales cortas, eso de los tonos me parece que se ha indagado poco.

Cuando escuchas el zapoteco es música, sube y baja, no tanto como el chino, pero gusta mucho. Así me pasa también con la música africana: no entiendo ni madres, pero la pura voz me dice cosas, me trasciende. Así me siento cuando vengo aquí y me paro en esta blancura, en este frío de Londres. Siento que estoy dando un poco de calor a través las palabras.