Dos de las principales ciudades de Oaxaca se encuentran en el Istmo de Tehuantepec y son motor no sólo de la economía regional, sino de todo el estado.

Salina Cruz, donde se asienta una refinería de Petróleos Mexicanos, y Juchitán de Zaragoza, con una tradicional historia que atrae a turistas e impulsa el comercio, son la tercera y cuarta ciudades, respectivamente, de desarrollo en la entidad, sólo después de la capital y de Tuxtepec. La producción de energía eólica es otro de los pilares.

Sin embargo, los recientes sismos que azotaron la región han dejado colapsado al distrito de Juchitán, incluida su economía. Datos de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación estiman que el comercio en el Istmo se desplomó en 50 por ciento. Miles de comercios cerraron o se vinieron abajo, no hay quién compre productos, el turismo se ha visto detenido, las fiestas (que dejaban importantes ganancias para alfareros, artesanas y muxes) se han suspendido, y son cientos los hornos de panaderas, totoperas, tortilleras y ladrilleros destruidos.

Desde hace varios años la agricultura y la ganadería de la región se han visto estancadas, y con el desastre tras el 7 de septiembre lo están aún más.

Desde diversos sectores se han hecho llamados a los gobiernos federal y estatal para inyectar recursos que impulsen de nuevo la economía regional a fin de evitar un desastre mayor.