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Nadia López recibió el Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle

Joven poeta rinde tributo a las mujeres mixtecas; expresen lo que son, pide

El jurado eligió su libro Ñu’u vixo/ Tierra mojada, escrito en su idioma materno

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Nadia López García, joven escritora bilingüe en mixteco y español, traductora y pedagoga, durante su participación en la edición 17 de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, que culminó el pasado domingoFoto cortesía de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México
 
Periódico La Jornada
Jueves 26 de octubre de 2017, p. 4

La lengua mixteca y la escritura son la patria de la joven poeta oaxaqueña Nadia López García, quien el pasado 12 de octubre recibió de manos del jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, el Premio a la Creación Literaria en Lenguas Originarias Cenzontle 2017.

Ese acto, de carácter privado, se efectuó en la edición 17 de la Feria Internacional del Libro en el Zócalo, que concluyó la noche del pasado domingo.

Nacida hace 25 años en una comunidad cercana a Tlaxiaco, la también traductora y pedagoga participó en la segunda edición de ese certamen con el poemario Ñu’u vixo/ Tierra mojada, escrito en lengua tu’un savi o mixteco, con el seudónimo Ku’ u.

El jurado estuvo integrado por la poeta zapoteca Irma Pineda, la lingüista mixe Yásnaya Aguilar y el poeta mazateco Juan Gregorio Regino.

Formado por 15 textos, el volumen ganador es un tributo que la autora bilingüe rinde a las mujeres de su casa y a las de la Mixteca pues, a su parecer, no se atreven a expresar lo que son y desean, a sentir nostalgia, dolor y coraje, a diferencia de las juchitecas del Itsmo, dice, que están muy empoderadas.

Quizá se debe un poco al entorno cultural donde viven, también hay una especie de velo; no se atreven mucho a decirse, a escribirse. La médula de este libro son las mujeres. Hablo de las ausencias que sufren cuando se van los esposos y los hijos, ya que la Mixteca es una de las regiones del país donde más se migra y en el estado de Oaxaca ocupa el primer lugar. No por nada la canción mixteca lleva tal nombre, explica Nadia López en entrevista con La Jornada.

Otra área que trato de explorar es el erotismo; la mujer mixteca casi no se autorrefiere. A mi mamá le tocaron esos tiempos en los que se les decía con quién casarse y había mucho tabú. Hasta la fecha, cuando voy allá veo que se tienen creencias, como si te cae miel en la falda ya no vas a tener hijos, lo cual es parte del simbolismo de lo que somos, pero también de lo que considero frena un poco a que la mujer se explore.

Identidad y patria

Durante la charla, Nadia López García –cuyo nombre de pila se debe a la gimnasta rumana Nadia Comaneci– destaca que en la lengua mixteca y la escritura ha encontrado no sólo su identidad, sino también su patria. Es decir, un lugar fijo para ella, porque toda su vida ha sido de ir y venir de un lugar a otro.

Lo que encontré con la escritura y sobre todo con la lengua de mi madre y mis abuelas fue un lugar quizá no de manera geográfica, pero sí un espacio fijo en lo simbólico y en la memoria que me hace ser quien soy.

Hija de madre mixteca y padre veracruzano, la joven autora ha llevado una existencia trashumante prácticamente desde que nació, debido a que sus progenitores eran jornaleros agrícolas y movían su residencia de forma constante en busca de mejores condiciones.

Así fue que durante ocho años radicó en San Quintín, Baja California, donde sus padres trabajaban en la pizca de fresa. Luego regresaron a Oaxaca, para establecerse en la Sierra sur, de dónde se movieron a la Mixteca y, finalmente, a la capital del estado. Desde hace ocho años, la poeta cambió su residencia a la Ciudad de México, para estudiar una carrera profesional.

Según Nadia Lopez García, ha sido complejo tejer los dos mundos que convergen en su persona a partir de las lenguas castellana y mixteca y sostiene su convicción de que un escritor bilingüe no es aquel que sólo se traduce, sino quien logra construir desde dos mundos distintos.

Destaca que su escritura está determinada por las dos raíces que constituyen a su persona: la de su padre jarocho y su madre mixteca, así como su condición de migrante.

Precisa que la nostalgia por la tierra de origen, la migración, la autorreafirmación femenina y el erotismo son la columna vertebral de su quehacer, además de ponderar la profunda esencia poética y filosófica que es inherente a las lenguas originarias de México.

Lo que escribo sí está bañado del simbolismo cultural de mi parte mixteca, pero busco ir más allá. Hay varios poetas bilingües jóvenes, como yo, en un movimiento que defiende las raíces, los mitos de creación, pero sin olvidar que estamos en medio de una modernidad y pensamos que quedarnos únicamente en ese simbolismo sería aislar a nuestra lengua y lo que escribimos de la literatura en general.