Chivas, rumbo al clásico sólo por el orgullo
hora que la afición chiva ve a su equipo a punto de perder el cetro de liga –sin siquiera meter las manos–, lo único que implora es que no le gane el América, su archirrival y actual sublíder. Al Rebaño le queda la opción de esgrimir la defensa de la Copa Mx y, por orgullo, buscar ganar el clásico nacional este miércoles en su otra casa
, el estadio Azteca.
El torneo de euforia y éxito se apagó. La magia de Matías Almeyda no era tan grandiosa como para sobreponerse a la avalancha de calamidades. El equipo rojiblanco no pudo contar con plantel completo en la pretemporada, su directiva mezquina fue al draft sólo a hacer acto de presencia, a simular que iba por Javier Aquino, pero nada más miró y no compró.
Para colmo, en una convocatoria al Tri se lesionó Alan Pulido y estuvo ausente varios partidos, Javier Chofis López no reacciona y van al clásico sin Rodolfo Pizarro. El desastre. Por si todo eso no fuera suficiente, algunos arbitrajes los han apuñalado. En realidad, Chivas, como la Sub-17, son víctimas de las directrices impuestas por la Federación Mexicana de Futbol.
Mientras el resto de los equipos se dio vuelo en el grotesco espectáculo de importar jugadores hasta el 5 de septiembre, fecha en que se cerraron los registros para extranjeros, las Chivas no pudieron cumplirle a su público con la contratación de Carlos Vela, quien siguió el canto de las sirenas (o de los dólares) y pronto irá a la MLS.
La regla 9/9 es absurda. Casi todos los equipos tienen 10 o más jugadores foráneos, muchos ni juegan, pero todos cobran y entran a la puja por un lugar en la cancha. Las directivas congelaron el talento local y la Sub-17 está tirando por la borda su prestigio en India 2017, donde Diego Lainez es el único que ha brillado en el máximo circuito.
Monterrey alzó la mano y se convirtió en el primer equipo virtualmente clasificado a la liguilla, y lo hace en calidad de único invicto. Pumas, dirigido por David Patiño, muestra mejoría, pero sigue durmiendo en el sótano. León ratifica su gran reacción y ya es tercero. Enrique Ojitos Meza debutó con Puebla y rescató un punto. Miguel Piojo Herrera regresó a la realidad a los pupilos de Francisco Jémez, pero la revancha viene en la Copa Mx.
Juan Carlos Osorio cumplió al clasificar al Mundial, pero no gustó. El juego del Tri no mata de alegría a los mexicanos. Resta la última fecha FIFA del año. Están pactados partidos amistosos ante Bélgica y Polonia, y todo apunta a que esa será la prueba de fuego, pues ahí se podrá vislumbrar si cabe lugar para la ilusión.
El colombiano se excede en sus funciones y se sobrepone a los clubes, verdaderos dueños de los jugadores. De nuevo coloca por delante su profesión de preparador físico y ya tiene listo el plan personalizado para cada elemento rumbo a la Copa del Mundo. Tal actitud causó justificada molestia en el Porto.
El equipo donde militan Miguel Layún, Jesús Tecatito Corona y Héctor Herrera no estuvo de acuerdo; el técnico Sergio Conceicao se irritó y aseguró que el plantel cuenta con fisiólogos, nutriólogos, preparador físico y todo aquello inherente al funcionamiento de un club profesional, para que desde México les quieran imponer métodos y procedimientos.
Este proyecto, al que Osorio llama plan de acción
rumbo a Rusia, busca que los seleccionados desarrollen ciertas tareas, disciplinas y hábitos a partir del par de encuentros de noviembre, en cuya concentración el entrenador planea entregar a cada jugador su dossier.
La táctica que no le falla a Osorio es la que usa para envolver a los futbolistas y, siendo como lo es, una imposición e idea suya, asegura que esto es resultado de un acuerdo mutuo, entre cuerpo técnico y jugador. Otro elemento con quien ya adelantó la tarea es Jürgen Damm, al que convenció de cambiar su alimentación para evitar lesiones.
Especial interés ha puesto en los hermanos Dos Santos, Giovani y Jonathan, así como en Carlos Vela, pues considera que la actividad en la MLS no les ayudará a mejorar su nivel, por lo que requieren seguir sus instrucciones al pie de la letra. Y mientras Osorio se aferra al Tri, Estados Unidos suspira por él.
Sunil Gulati, quien desde hace 10 años dirige el futbol de Estados Unidos, vive su infierno, su máximo fracaso con la marginación del Mundial. Al economista le falló la probabilidad y estadística por el imponderable que resultó la inesperada derrota ante Trinidad y Tobago, equipo del que –horas antes del partido– hicieron sorna por su cancha inundada.