Arlington.

Los negociadores que buscan modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se quedan sin tiempo y parecen listos para extender las rondas de conversaciones restantes, en un intento por cumplir una fecha límite, que es a finales de año, a medida que aumentan las tensiones, resaltaron ayer tres fuentes.

El gobierno del presidente estadunidense Donald Trump, que exige importantes cambios al TLCAN, ha presentado una serie de propuestas de línea dura que los socios de México y Canadá señalan que serán difíciles de aceptar.

Fuentes involucradas aseguran que ningún país se retirará de las conversaciones, ya que prefieren mantenerse en la mesa de negociaciones y resolver gradualmente los compromisos que se pudieran alcanzar desde el lado estadunidense.

Otro desafío es un duro cronograma de negociaciones –descrito como una locura por un funcionario– con rondas cada 12 días aproximadamente, en comparación con espacios de varias semanas vistos en conversaciones sobre pactos de comercio más tradicionales.

Hay mucho trabajo por hacer y no suficiente tiempo, afirmó una de las fuentes –que solicitó el anonimato por lo sensible del tema.

La actual ronda de conversaciones, que se lleva a cabo en Arlington, cerca de Washington, Estados Unidos –la cuarta en una serie planeada de siete encuentros– se extendió de dos días a una semana completa. Las tres citas restantes también podrían alargarse, aseguraron dos de las fuentes.

Funcionarios también comenzaron a buscar posibles fechas para rondas de conversaciones extras a comienzos del próximo año, agregaron.

Los tres países determinaron inicialmente que diciembre sería el plazo límite, al citar la necesidad de evitar la elección presidencial de México del próximo año. De forma privada, funcionarios ahora señalan que si las negociaciones deben ser extendidas podrían llegar hasta finales de febrero sin causar mayores problemas.

Demandas de Washington

Personas informadas describen la atmósfera como muy tensa dentro de las conversaciones en medio de mayores dudas en Canadá y México sobre si el gobierno de Trump realmente quiere un acuerdo.

Los negociadores estadunidenses han presentado exigencias que incrementarían el contenido de partes estadunidenses en automóviles, reducirían acceso de México y Canadá a adquisiciones gubernamentales, introducirían cláusulas que podrían terminar el pacto en cinco años y finalizarían con un sistema de arreglo de disputas que ha disuadido casos antidumping de Estados Unidos.

Aunque el comercio entre Estados Unidos, México y Canadá se ha más que cuadruplicado desde 1994, el mandatario estadunidense culpa al pacto por la pérdida de miles de empleos en la manufactura de su país y por un déficit comercial de 64 mil millones de dólares con México.