A los ocho meses de embarazo, Diana Guzmán notó que su bebé ya no se movía, y a pesar de que acudió a su clínica familiar a informar sobre lo que pasaba, minimizaron sus síntomas y la regresaron a casa; días después su hija había muerto.

Me dijeron que la niña estaba bien, que probablemente era yo la que estaba con mis emociones alteradas, pero que en ella no había nada. Después de varios días regresó exigiendo que le realizaran estudios y así “se dan cuenta que en efecto había algo ‘extraño’, así lo manejaron. Desde ese momento y hasta después de su muerte nunca hubo información clara para mí”, cuenta Guzmán.

Al ingreso, me ponen en área de labor de parto, cuando yo no estaba en esa condición y empecé a sentirme mal porque estaba en un lugar donde no debía. Las mujeres estaban parien-do a mi lado y yo no veía todo porque me quitaron los lentes.

Tras dos días hospitalizada, al tercero le dijeron que le harían una cesárea de urgencia, sin darle mayor información, después la cancelaron y, más tarde, el bebé murió en mi vientre y lo único que un médico dijo fue que posiblemente a causa de una arritmia cardiaca.

Hoy se conmemora el Día de la Concientización de las Pérdidas Gestacionales y de la Niñez Temprana. Organizaciones que apoyan y defienden a mujeres que han sufrido estas experiencias señalan que un tema recurrente es la violencia obstétrica expresada en omitir u ocultar información sobre la situación física de los bebés, así como el trato que reciben del personal.

Negativa a dar atención médica, negligencia y privación de la vida son las principales causas de quejas ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos relacionadas con la violencia obstétricaFoto José Antonio López

De acuerdo con Mayra Lilia Chávez Courtois, investigadora en ciencias médicas del Instituto Nacional de Perinatología, la violencia obstétrica está normalizada y en muchos casos desde las escuelas no se enseña a ofrecer un tratamiento en el que las mujeres sean tomadas en cuenta en su proceso de parto. Es urgente, sostuvo, empezar a implementar el parto humanizado dentro de las instituciones de salud. Hacer partícipe a la paciente en la toma de decisiones diminuiría la violencia obstétrica y mejoraría la calidad de atención, agregó.

La Jornada informó en febrero pasado que entre 2008 y 2017 la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió 257 quejas por negligencia médica y privación de la vida del producto de la concepción; por omitir la prestación de asistencia médica especial, en caso de maternidad e infancia, y por infringir los derechos de maternidad.

Doris Rosales ha intentado embarazarse en tres ocasiones. El trato que sufrió en los diferentes hospitales públicos donde se atendió fue denigrante, dijo. La programaban para al menos un día después de que le confirmaban que debía realizarse un aborto. Hasta el día de hoy desconoce las causas por las que no tuvo éxito. Estas experiencias la afectaron demasiado: Sigo sin estar preparada para volver a intentarlo, señaló.