Desde el 19 de septiembre acampan frente a su edificio de departamentos
El destino del inmueble en que vivían, una incógnita; la delegación sólo ha dado versiones encontradas
Jueves 12 de octubre de 2017, p. 6
Desde que ocurrió el sismo del pasado 19 de septiembre, los vecinos del edificio marcado con el número 833 de la calle Xochicalco, en la colonia Emperadores, han visto completamente trastocada su vida. Hoy, frente al lugar que había sido su casa, miran el tiempo pasar y luchan contra un enemigo invisible, pero muy real: la incertidumbre.
Han pasado ya más de tres semanas desde el temblor de magnitud 7.1, que dejó cientos de edificios dañados en Ciudad de México, pero en esta zona de la delegación Benito Juárez la ‘‘normalidad’’ está lejos de llegar.
Un buen tramo de la avenida Emiliano Zapata sigue siendo una maraña de listones amarillos de plástico que delimitan inmuebles lastimados por el sismo. La esquina con Xochicalco es hoy un cuadro que los autos esquivan dando un rodeo y que muchos peatones miran al pasar, de camino a sus propios asuntos. Es y parece un lugar aislado.
Y es justo ahí, en el espacio libre que deja un pequeño jardín, donde alrededor de 145 personas viven y duermen desde el 19 de septiembre en un campamento formado por tiendas de campaña y cuartos improvisados con plástico, madera y cartón. Una bandera de México, perfectamente limpia y como recién puesta, está sujetada a una de las casas.
Cruzando la avenida está una mole de siete pisos y 54 departamentos en total, donde muchos de ellos han vivido por más de dos décadas y cuyo destino es una incógnita que hasta el momento ninguna autoridad se ha atrevido a despejar.
‘‘Llega uno y nos dice que no está habitable, por los daños en las escaleras y todo eso, pero llega otro y nos asegura que sí, porque las columnas están en buen estado. Han venido arquitectos, ingenieros del gobierno central (de la capital), pero nadie nos ha dejado nada por escrito’’ sobre la posibilidad de que el inmueble se pueda utilizar, lamenta Angélica Tenorio, vecina del edificio.
Junto con su esposo y sus dos hijos, doña Angélica ha permanecido en este sitio a la espera de una respuesta definitiva. Mientras llega ese momento, ella es una de las vecinas que han asumido la labor de coordinar el sitio, donde el ir y venir de personas es constante.
Con una mirada llena de cansancio, que después se llena de lágrimas, pide que las autoridades la ayuden a obtener un crédito para comprar una nueva vivienda con facilidades de pago, porque aunque sabe que ‘‘nada es gratis’’, también admite que ella y su familia viven al día.
‘‘El gobierno nos ayudó con 3 mil pesos para renta, pero lo más que he encontrado es un lugar por Constitución donde cobran 4 mil, y ni modo: te tienes que ir a donde te alcance. Nos han juzgado porque dicen que invadimos el edificio, pero solamente uno sabe por qué está aquí’’, dice la mujer, quien se dedicaba a vender alimentos en escuelas de la zona.
En el mismo campamento se encuentra Paula Hernández Martínez, también vecina del 833 de Xochicalco. Al igual que doña Angélica lleva tres semanas sin saber qué va a pasar con el edificio donde vivía con su esposo y sus cuatro hijos de 9, 6, 4 y 2 años de edad.
‘‘Según nos iban a dar resultados ayer (martes), pero no. Fueron unos vecinos a la delegación a preguntar y les dijeron que de de 7 a 15 días’’ más tendrán que esperar en este lugar para saber cuál es el destino del inmueble, cuenta ella con parquedad.
Más allá de resolver lo inmediato, como la comida y el agua, Paula tiene una sola cosa en mente, al igual que todos sus vecinos: ‘‘Queremos que nos den una casa, porque no tenemos a dónde ir. Nos ofrecieron la ayuda de 3 mil pesos, pero no nos alcanza para nada. Es difícil estar aquí porque no tenemos donde bañarnos ni dónde cambiarnos. Estoy cansada’’.