A las consecuencias que tendrán los terremotos de septiembre y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en la economía de México este año, deben sumarse el comportamiento de algunos indicadores que hacen prever un menor crecimiento, como la disminución del comercio al menudeo y en el sector servicios, la baja de los créditos debido a que se encarecieron con el aumento de las tasas de interés e incluso la reducción de las remesas, pues aunque en dólares sigan creciendo, se redujo su poder adquisitivo al apreciarse el peso, advirtió el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (Ceesp).

El consumo ha sido la principal fuente de crecimiento en los años recientes, pero registra señales de debilidad y las remesas, que jugaron un papel relevante sobre todo por la apreciación de hasta 18 por ciento que tuvieron en enero pasado por el tipo de cambio, ahora representan uno de los factores de menor dinamismo del mercado interno.

Al descontarles la inflación que en agosto se ubicó en 6.6 por ciento, la más alta en los pasados 16 años, las remesas registraron una caída anual de 1.7 por ciento en términos reales, lo que ya es su tercera cifra negativa de manera consecutiva, explicó el Ceesp en su análisis semanal.

Además, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que 16.1 por ciento de los 2.3 millones de empresas y negocios de ocho estados resultaron afectados por los terremotos y 39.5 por ciento suspendieron actividades desde uno a más de tres días, por lo que la actividad económica del país sí podría tener algún efecto en su ritmo de crecimiento, más si se considera que dichas entidades aportan 35.3 por ciento del producto interno bruto.

También indicó que en los pasados dos años el ritmo de crecimiento del crédito al consumo pasó de 11 a 2.9 por ciento.

Si bien el Ceesp señaló que hay opiniones contrastantes sobre las consecuencias que tendrán los terremotos en la economía nacional, recordó que grupos financieros redujeron en seis centésimas el pronóstico de crecimiento económico para 2017, al pasarlo de 2.16 a 2.10 por ciento, de acuerdo con la primera encuesta que el Banco de México levantó después del terremoto del 19 de septiembre.

Sin embargo, el Ceesp destacó que también hay opiniones de que eso puede compensarse por el flujo de las donaciones privadas y el presupuesto público para la reconstrucción, lo que puede impulsar el crecimiento de varios sectores y con ello el empleo y el consumo, así que al final de cuentas los desastres podían dejar un efecto nulo en la economía para todo el 2017 y particularmente en el último trimestre del año.