Ibiza: turismo deja sin casas a habitantes
etrás de sus fiestas desenfrenadas, sus tranquilas calas de aguas turquesas o las vacaciones en yate de estrellas internacionales, la isla española de Ibiza esconde una grave crisis de inflación turística, que impide a muchos locales encontrar viviendas asequibles.
Desde la separación con su esposa hace un año, el hogar de Gabriel Alberto Andrade es una furgoneta de color azul metálico. En su interior alberga un sofá cama, una televisión y una pequeña cocina de gas. En el techo, unas placas solares le proporcionan electricidad.
No es fácil vivir en una furgoneta, pero los alquileres son una locura, no se pueden pagar de ninguna manera
, indica el argentino de 47 años, residente en esta isla del archipiélago de las Baleares desde 2000.
Hace nueve años, cuando nacieron sus hijos, le bastaban 400 euros para alquilar una casa de campo. Ahora por ese importe, sólo puede aspirar a compartir una habitación.
Meca del ocio nocturno y de playa, el pequeño enclave mediterráneo vive un repunte de visitantes, incentivado por la debacle de otros destinos más inestables como Egipto, Túnez o Turquía.
Los turistas casi se duplicaron desde 2010, según el instituto regional de estadística, al pasar de 1.7 millones a 3 millones en 2016 en un área de 572 kilómetros cuadrados y 142 mil habitantes.
Esta gran demanda estimuló la aparición de numerosos pisos de alquiler vacacional, la mayoría irregulares, que provocaron una fuerte especulación inmobiliaria, haciendo difícil encontrar habitaciones por menos de 600 euros.
La plataforma ciudadana de Afectados por los Alquileres en Ibiza lleva meses denunciando ofertas abusivas: 500 euros mensuales por un balcón o 300 por un colchón sin derecho a baño.
Afp