Opinión
Ver día anteriorDomingo 8 de octubre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
S/19: El dolor y la esperanza
Destellos luminosos
D

entro de la oscuridad emocional que hemos vivido las semanas recientes por los trágicos efectos de los sismos, ha habido destellos luminosos que fortalecen la esperanza.

Uno de ellos, ya muy comentado pero que no deja de emocionar, es la solidaridad que llevó a miles de compatriotas a salir a las calles y ayudar en todas las maneras posibles. Otro fueron los momentos cuando se lograba rescatar personas vivas entre los escombros, lo que provocaba aplausos jubilosos.

La hermandad entre los rescatistas de todas las nacionalidades, que por igual se conmovían cuando entre las montañas de escombros se entonaba el Himno Nacional.

Prácticamente todas las actividades recreativas y culturales se suspendieron; estábamos de duelo y además había que revisar la seguridad de los inmuebles.

Como sucedió con los sismos de 1985, las viejas construcciones emblemáticas como Bellas Artes, el Ángel, el Monumento a la Revolución y los viejos palacios: el Nacional, de Minería, de Correos, Iturbide, Munal, Casa de los Azulejos y Museo de la Ciudad permanecieron firmes.

De los pocos actos que no se suspendieron, entre otros, por la participación de personas que venían de fuera del país y ya tenían boletos de avión y demás, fue la instalación de la cátedra Eduardo Matos Moctezuma en la Universidad de Harvard. Es la primera ocasión en los 400 años de historia de dicha institución en que tal reconocimiento se otorga a un mexicano.

El acto, al que asistieron las más altas autoridades de Harvard –la universidad más antigua de Estados Unidos, con sede en Cambridge, Boston– se llevó a cabo en el auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología. En ese apropiado marco los visitantes hablaron de la importancia de la obra de Matos y él impartió la conferencia inaugural de la cátedra.

El notable arqueólogo ha trabajado en el Templo Mayor cerca de 40 años, ya que, aunque esté retirado, continúa involucrado en las actividades que realizan tanto el actual director del proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján, como Raúl Barrera, director del Programa de Arqueología Urbana, que creó Matos en 1991. Ambos destacados arqueólogos continuamente realizan nuevos hallazgos.

De ello habló Matos y de cómo esos descubrimientos van confirmando lo que describían los antiguos cronistas y los códices. Señaló un dato muy interesante, referente a que siempre se hablaba de un eje de la muerte, que partía del Templo Mayor. De hecho, es el que destaca en el plano de Sahagún, el notable fraile que en el colegio de Tlalteloco recogió los testimonios de los sabios mexicas sobrevivientes.

En él aparece el Templo Mayor coronado por el altar a Huitzilopochtli, dios de la guerra, la muerte y lo temible, en el lado sur. A su lado se levanta un altar en tonos azules decorado con círculos, dedicado a Tláloc, deidad del agua, la fertilidad y la vida.

Aunque ambos tienen la misma jerarquía arquitectónica, en las descripciones se enfatiza el de la muerte y de ahí se desplaza un eje con edificaciones relacionadas con ese dios: el Cuauhxicalco, edificio circular con pisos de losas, mencionado en las fuentes históricas como lugar de enterramientos de varios tlatoani mexicas, como Axayácatl, Tízoc y Ahuítzotl; el tzompantli (muro de calaveras) y el juego de pelota.

Recientes excavaciones han sacado a la luz, frente al lado de Tláloc, dos edificaciones que son símbolo del agua y la fertilidad: un pequeño templo de Tléloc y uno enorme de Ehécatl. Estos hallazgos llevan a Matos a encontrar, paralelo al eje de la muerte, el de la vida. Un descubrimiento relevante que cambia la visión que teníamos de la cultura mexica.

El Templo Mayor es un reflejo de la dualidad que caracterizaba la cosmovisión de los mexicas que fundaron la gran Tenochtitlan. Ahora sabemos que opuesto a la muerte se imponía la vida, como ahora va a suceder nuevamente, para dar cumplimiento a la profecía que señala: En tanto que permanezca el mundo no acabará la fama y la gloria de México Tenochtitlan.